10. Revelaciones

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Cuando vas a leer algo de misterio, esperas que la historia te atrape en su totalidad, ansías leer el desenlace y saber lo que ocurrirá, ¿acertaste en lo que creías que pasaría? ¿El final te sorprendió? ¿Era lo que esperabas o la trama tomó un giro inesperado de último minuto? El misterio pone a trabajar tu mente, muchas veces saca a tu detective interior tratando de descubrir quién es el asesino o que ocurrirá para que todo se resuelva, te puede poner los nervios de punta e incluso causar desesperación.

Eso y más es lo que Evadne estaba tratando de lograr con lo que escribía, pero parecía que su mente estaba en otro lado. Después de la gran revelación que tuvo de sí misma respecto a su profesor de Taller de Escritura, había salido casi corriendo del salón en cuanto le fue posible al finalizar la clase, olvidando incluso que vería a Dave al salir y atrayendo la atención de cierto rumano que la vio salir casi como si estar ahí dentro le causara una repulsión inaguantable.

El Profesor Stan les había dado una semana para entregar su trabajo, pues sería algo corto, más como una prueba.

Pinwi, has trabajado en eso por días, deberías descansar un poco.— Habló Kathleen que se encontraba en la cocina buscando frituras para calmar su hambre un poco.—Es viernes, podría hablarle a Chris y salimos un rato.

Evadne despegó los ojos de su laptop para dirigirlos hacia su amiga quien la miraba subida en la barra del comedor e inmediatamente movió sus cejas de forma repetida y sugerente.

—¿Y ser la tercera rueda de la bicicleta?— Interrogó divertida.— No gracias.

Kath resopló rodando los ojos y al encontrar un aperitivo perfecto, bajó de la barra dando un salto. Abrió su bolsa de m&m's y se acercó a Evadne para tomar asiento a su lado.

—Podría decirle que lleve a un amigo.— dijo obvia.

Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Evadne al pensar en la pequeña posibilidad de que Chris pudiera invitar al castaño que rondaba su mente estos últimos días y... en realidad desde que lo conoció.

Se aclaró la garganta y trató de concentrarse en su trabajo pero al fallar decidió cambiar el tema.

—A todo esto, ¿cómo van las cosas con tu caballero de armadura blanca?

Se tomó un tiempo para observar a Kath que después de un rato le sonrió ampliamente, como una niña a la que le acaban de dar una paleta, le gustaba ver a su amiga así de contenta pero no podía negar que estaba algo preocupada.

—Solo salimos.— Se limitó a contestar, la sonrisa no abandonaba su rostro. Evadne elevó una de sus cejas.

—¿Solo salen?— Repitió incrédula pero Kathleen solo contestó con un ''ajá''.

Evadne la observó por un momento intentando descubrir algo nuevo en sus expresiones pero terminó rindiéndose al darse cuenta de que su amiga no diría nada más al respecto y ella no la presionaría para que lo hiciera. Se preocupaba pero también confiaba en ella lo suficiente para saber que tenía cuidado.

Estiró su brazo y logró quitarle algunos chocolates de la bolsita ganándose un manotazo por parte de la castaña y posteriormente una mala mirada. Se encogió de hombros restándole importancia y volvió su vista a su trabajo pendiente, después de un minuto dijo:

—Deberías salir tú, no te preocupes por mí.

Kathleen la miró inmediatamente frunciendo el ceño.

—¿Qué? No, está bien si no salgo hoy, puedo acompañarte en tu miseria.— Evadne entrecerró los ojos.

—Primero, voy a  fingir que no me ofendí.— Puso su dedo índice en alto.— Y segundo, sabes que te mueres por salir y más si eso incluye ver a cierto rubio ojiazul.— Kathleen desvió sus ojos a otro punto en la habitación evitando sonrojarse y que su amiga lo notara.— Además, siendo sincera... Conociéndote, impedirías que me concentrara realmente en mi tarea.

PLACER PECAMINOSO |Sebastian Stan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora