11. Control.

1.2K 93 81
                                    

El timbre del departamento suena y es Kathleen quien se apresura a salir de su habitación para abrir la puerta, no sin antes avisarle a la pelinegra quien aún se encontraba preparándose en su habitación.

Kathleen verifica su ropa y su cabello antes de decidirse a abrir y cuando por fin lo hace, dos encantadores pares de ojos azules la reciben. Una sonrisa se forma en sus facciones haciendo que sus ojos se achiquen.

—Caballeros.— Los saluda y ellos corresponden su sonrisa. El rubio se aproxima a la chica dejando un ligero beso en la comisura de sus labios provocando que sus mejillas se calienten.

—Te ves preciosa.— Le dice sin apartarse demasiado.

—Y tú muy guapo.—Le regresa el cumplido, coqueta, compartiendo por un momento un duelo de miradas. Chris sonríe satisfecho y se aleja un poco de ella para permitir que salude a su amigo quien los miraba sonriendo un tanto jocoso.— Tom, me alegra que pudieras venir.— Le sonríe gentilmente y se aproxima a dejar un beso en una de sus mejillas, gesto que es correspondido.

—Todo lo contrario, Kathleen, es un placer haber sido invitado.— Asintió levemente a manera de saludo.

A Kathleen le consternaba la elegancia y educación que desbordaban del británico, no podía estar más contenta con la cita de su amiga, eran tal para cual. Evadne necesitaba un hombre como Tom que la ayudara a salir de su caparazón.

—Pasen, por favor.— dijo al notar que seguían parados afuera.— Solo voy por mi bolso y estoy lista.

Los hombres se adentraron al departamento, el rubio ya acostumbrado al lugar por haber estado ahí algunas cuantas veces, mientras que Tom se permitía observar sus alrededores apreciando la aún poca decoración del sitio que evidenciaba el corto tiempo que llevaban habitándolo.

—Estoy lista.— Habló Kathleen regresando con ellos más pronto de lo que imaginaron.

—Yo también.— La armoniosa voz de Evadne llamó la atención de los presentes y pronto tuvo tres pares de ojos sobre ella.

Mientras Kathleen y Chris le dedicaban una sonrisa, la mirada que Tom le estaba otorgando a la chica era indescifrable para ella, por lo que bajó un poco la mirada al sentirse cohibida ante tanta atención.

—¿Nos vamos?— Retomó la palabra con algo de timidez.

—Por supuesto— Fue Chris quien tomó la iniciativa.

El rubio tomó a Kath de la cintura y juntos se dirigieron a la salida, Evadne terminó por acercarse con una pequeña sonrisa que fue bien recibida por Tom.

—Te ves encantadora, Evadne.— Su ronca voz impregnada de clase le parecía aún más agradable ahora sin tanto ruido y música de por medio. Evadne ensanchó su sonrisa.

—Muchas gracias.

—¿Me permites?

Evadne bajó la mirada justo para notar que Tom le ofrecía su mano. Algo extrañada pero a la vez gustosa, accedió a darle su mano solo para observar como él la tomaba con suavidad y se consentía el hecho de enrollar su brazo con el suyo. En unos cuantos minutos ya habían alcanzado a sus amigos en el auto de Chris.

—¿Les parece si paramos en la feria y después vamos a cenar?— preguntó Chris una vez que puso en marcha el coche, Tom dirigió su mirada a Eva.

—Lo que las señoritas deseen.

Evadne sonrió cortamente, enternecida por el gesto del británico.

—Me parece perfecto— dijo al tiempo que intercambiaba miradas con su amiga que le sonreía cómplice a través del espejo del visor.

PLACER PECAMINOSO |Sebastian Stan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora