Capítulo 3

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Y en la misma rapidez con la que me volteó a ver cambió su expresión a una sonrisa, esas que usan los hombres populares en la secundaria para coquetear una semana como mucho y luego ignorarte por completo. Levantó las cejas sorprendido sin quitar esa estúpida sonrisa, no voy a mentir el tipo es guapo, bastante, su pelo negro cae por su frente mojada e inevitablemente mi vista bajó a su cuerpo y noté que no traía camisa y andaba en una pantaloneta negra.

Esto solo indica una cosa, estaba en la habitación con piscina y que buena decisión tomé al venir, mis ojos tienen acceso a mirar por completo su torso desnudo definido, no es algo exagerado es totalmente exacto con su cuerpo. Y Santo Dios, algo bueno debí hacer para tener esta vista al frente y, sus brazos, no sabía que podría disfrutar tanto de ver los brazos de alguien, está apoyado con los brazos a los lados y se marcan unas venas que se ven tan bien, pero taaan bien, y sus piernas, pero vean sus piernas, podría es..

—¿Terminaste de descubrir lo maravilloso que soy? Si quieres una foto puedes tomarla, o pintarme, estoy dispuesto a todo, ¿tienes alguna propuesta, castaña?

Lo estaba viendo descaradamente, que vergüenza, aunque la verdad es que no siento vergüenza y pensar esto sí me da vergüenza, pero no me pueden juzgar, mis sentidos no están funcionando correctamente además de que este chico parece lanzado de el cielo.

—Ya quisieras tú que te esté observando—le dije recostandome en el marco de la puerta apoyándome con una pierna y evitando la pregunta— y ¿castaña? Tiene que ser una broma, tengo nombre por si no sabías.

—Pues no lo sé castaña, sé sobre muchas cosas, hasta podría darte lecciones a domicilio, pero lastimosamente eso de ser adivino nunca me resultó.

—Pues claro, ser adivino es lo único que te faltaría para ser perfecto—y en el segundo que analicé lo que dije mi sonrisa se borró.

No puede ser que yo dije eso.

Parece que no me canso de humillarme cada día. Pero ok, me arrepentiré luego, este es mi momento para mirarlo descaradamente.

—Y yo podría jurar que me odiabas, pero mírate hasta te resulto atractivo—dijo con una sonrisa divertida seguida de guiñarme el ojo— y si estamos en plan sinceros, también te queda muy bien ese vestido castaña.

—Y seguimos con el castaña, ah.

-Pues no me has dicho tu nombre, empieza por ahí.

-Me llam...

No tuve tiempo de hablar porque unos brazos de alguien borracho me rodearon. Lo que me faltaba. Ok yo también estoy borracha ¿pero ya viero a este? Esto es pasar los límites.

—STEPHANIEEE, MI ODIOSA STEPHANIEE—dijo Daniel abrazándome por atrás, no tengo idea de donde salió este, es como un demonio, dices su nombre tres veces y aparece, y el hecho de que yo no dije su nombre tres veces y apareció, lo hace peor que uno.

—¿Estás bien, Daniel?—le dije viendo que a penas podía mantenerse en pie.

—Estoy buenísimo ¿no se nota?—dijo estirando su labio inferior y señalando su torso desnudo, también estaba en la piscina por lo que veo.

—Que si te sientes bien, idiota, deberíamos irnos.

—NOOOO SI LA FIESTA APENAS COMIENZA.

Me reclamaba levantando los brazos pero repentinamente se colocó una mano en la boca y corrió por el pasillo desesperado. Que asco.

Recuerdo cuando una vez vomitó en mi cama, nunca más duerme en mi habitación borracho. Nunca más.

—Tu damisela necesita ayuda, castaña, deberías sostenerle su pelo para que no lo vomite—dijo Mark en un tono burlón.

Estrellas En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora