°°Cap. 28: Solamente Iván°°

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Respiraba lentamente mientras veía cerrarse aquella puerta morada, no sentía mejorar en lo más mínimo su estado físico. Si bien ya podía tragar la comida que le daba aquel lobo, aún no podía hablar o mover a su voluntad su cuerpo.
Se retorcía en extravagancia cuando lo torturaba de forma auditiva, pues era una reacción que tenía al no poder bloquear el sonido.

¿Cuántos días habrán pasado ya?

No podía contar las horas mientras dormía una indefinida parte de un indefinido tiempo, sabía que aquel de ojos cítricos le torturaba por las mañanas. Pues siempre se presentaba ante un "¡Buenos días!" Y después de unas horas se iba. La única salida del lugar no presentaba una luz natural del exterior, ni una artificial.

- (¿Dónde carajos estoy?...) -pensó-

Sus venas aún eran pesadas ante su piel, no podía deshacerse del líquido tan rápido como quería. Ni siquiera el estar recibiendo cierta comida en el día le ayudaba a un progreso en su mejora; tras pasar un buen tiempo viendo borrosos tonos morados, se presentó una pantalla blanca a un costado de la puerta que había visto antes.

- (No de nuevo...¡ya no soporto ese sonido!)

-...-se presentó al lobo rojo con una mirada tranquila- Hola, Sunsun. Te habrás dado cuenta que esta grabación es diferente a las demás, y si que lo es. -suspira- Como te dije antes, empezaré con una serie de investigaciones que incluirán tu mente y tu cuerpo. ¡No sabes cuánta curiosidad me da investigar te de pies a cabeza!

El lobo se notaba más emocionado, con un vibrante destello de brillo en sus ojos. Empezó a reír con demencia hasta quedarse sin aire, el azul no entendió el porqué. El de rojo tranquilizó su respiración y lo miró orgulloso mientras sonreía escondiendo su malicia.

- ¿Me acompañas al piso uno?

Un sonido de circuitos moviéndose le hizo desconcentrarse, el lobo desapareció de la pantalla dejándola nuevamente morada. Cuando menos se lo esperó, estaba...¿Flotando?

No, no era posible. Entonces, ¿por qué su cuerpo quedó pegado al techo del lugar?...Oh no...

- (¡El cuarto está cayendo!)

En cuanto el cuarto llegó al piso uno, su cuerpo cayó en un golpe seco al suelo. Le sacó el aire de una, pues su espalda alta recibió todo el daño. Trató de respirar correctamente mientras sentía que el dolor se desvanecía.

Nuevamente apareció el lobo. Dió su mensaje y despareció otra vez.

- Bienvenido al piso uno. Aquí te espera una amigable visita, ¡Diviértanse!

- (¿Qué?)

La puerta de la habitación se abrió, dejando entrar nuevamente a Rookie. Este cerró la puerta mientras llevaba consigo una maleta ancha y forrada de color gris. Se acercó a él con calma, tomó su vulnerable cuerpo entre manos y lo acostó boca arriba en el suelo; después abrió la maleta.

- ¿Sabes, mi querido amigo? -acarició su mejilla con suavidad- Todo este tiempo me he preguntado si las heridas que sanas dependen de la gravedad de daño o de tus defensas. ¡Muero de emoción por saber cuántas cortadas estarán sanadas mañana! -le dijo apretando con fuerza su pómulo-

Se colocó unos guantes y tomó un cuchillo de cocina de su maletín, con emoción lo enterró en el antebrazo del azulito, este tenía las pupilas achicadas al saber lo que planeaba, pero no emitió quejido alguno.
Sintió cortes superficiales en el mismo brazo, algunos leves y otros profundos. Le llamó la atención al lobo el que no se quejara...y que la sangre no abundara.

- Eres muy aburrido. -dijo en berrinche- ¡Quiero ver hasta que punto empiezas a sentir dolor!

Prosiguió con su emoción haciendo cortes en las piernas, brazos, mejillas y plantas de los pies. Al terminar miró con satisfacción su trabajo finalizado, un Darkblue lleno de cortadas que se conectaban algunas con otras vagamente en su piel, algunas partes se le veían como carne fresca recién cortada.

¡Agente Y Criminal! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora