°°Cap. 15: Mátame esta noche. °°

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Cuando el amanecer se posó sobre el cielo, siendo las seis con veinte minutos de la mañana, fue cuando ambos erizos se dieron cuenta de su presente falta de sueño y poco descanso. Decidieron dejar la conversación hasta allí, bajaron y entraron al hogar para entrar en sus habitaciones y tratar de dormir al menos una hora más.

Hoy debían de volver a sus labores en el área de G.U.N, por lo que debían de tratar de estar puntuales al menos por ese día.

El azulado se encontraba cepillando sus dientes frente al espejo del baño de su habitación, siendo el único cuarto que realmente tenía un baño propio debido a que era el de invitados; pensaba bastante reflexivo todo aquello que en esa madrugada había revelado, percatándose de su guardia baja y perfil vulnerable esa noche.

Se sonrojó un poco en sus mejillas al recordar el tacto suave de los labios del chico de piel canela, sin quererlo tocó sus belfos con la mirada perdida en la nada.

Las palabras revolotean su mente y le hacen sucias jugadas e ilusiones altaneras, pero aún con temor decide tomarlas con un poco de miedo.

¿Este ahora es mi hogar...?

¿Pero como se sentía realmente uno?

Bajó a la cocina por un poco de agua o leche, o lo que fuese que se le antojara al momento de abrir la nevera. Al ver que había un cartón de leche empezado, se sirvió en un vaso de cristal y se sentó en la barra de la cocina; justo al lado de la llave del fregadero, mirando hacia la ventana que permitía sentir los rayos de luz solar.

— "Demonios...debo dejar de besar idiotas atractivos"

¡No podía parar de sonrojarse!

Le comenzaba a resultar molesta la sensación tibia de su rostro; maldecía al azebache por su buen rostro y besos tiernos, y al mismo tiempo maldecía a Scourge por ser un atractivo y apasionado/empalagoso/enamorado que le hacía sentir nubes en el corazón.

¿Quizá le gustaba un poquito de ambos?

Dos es mejor que uno, ¿No?

— "Basta de pensar estupideces" —se dijo a si mismo con el rostro rojizo.

— ¿Blue?

Los pasos tranquilos del plateado se acercaron hacia su dirección, alcanzando a visualizar su sonrisa mañanera y sus ojos aún tratando de despertar por completo.

— Buenos días, ¿Dormiste bien? —preguntó el albino.

— Sip, es bastante suave la pijama, gracias por prestármela.

— Oh, no te preocupes —dijo mientras tomaba asiento en la cocina—. Es de Mephiles, la compramos y no le quedó —exclamó risueño.

— ¿Él y tú...donde se conocieron? —preguntó curioso.

— Haciendo una misión en Alaska —dijo feliz—. Él ayudaba a la población a salir de ahí debido al invierno, ya que es muy severo en el Norte. Yo también estaba ahí como encargado de otra misión, seguíamos las pistas de cierto ladronzuelo azul —dijo travieso.

— Oh, cierto —dijo con una sonrisa satisfecha.

— Hiciste una que otra cosa que nos llevó a buscarte en medio de la población que estaba huyendo del desastroso clima y por accidente derribe a Mephiles pensando que eras tú ya que...bueno tú sabes...tu traje era completamente negro...y pues Mephiles...—dijo apenado.

¡Agente Y Criminal! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora