(Amber)
Vivo en un pueblo llamado Fontane, sola en este pequeño apartamento. Creando obras de arte, o eso es lo que hacía. Recuerdo cada mañana cómo murieron mis padres en un accidente automovilístico cuando tenía dieciséis. No tenía a quién más acudir, ni quería molestar. Mis padres eran mi única familia. Se fugaron cuando eran unos adolescentes y se casaron hasta que mi madre estaba embarazada de mí. Desde que ellos partieron, tuve una vida dura. En el funeral sólo asistieron unos amigos de trabajo de mi padre. Tuve que abandonar los estudios, pero me sentí algo aliviada ya que no tenía amigos en la secundaria; era tan solitaria como ahora. No pude trabajar por ser una menor, por suerte tenía el seguro de mis padres, no era mucho lucrativamente pero era suficiente para sobrevivir hasta tener una edad suficiente madura. A mis diecinueve tuve que trabajar como ayudante en una zapatería y como cajera en un centro comercial. Ahí conocí a la que considero mi única amiga Natalie. Somos algo unidas, más que laboralmente. Ella conoce mi historia, bueno no toda pero en la gran mayoría sí; me ha apoyado para que siguiera con mi arte pero el problema soy yo, soy una simple terca. No sé qué haría sin Natalie... Es como la hermana que nunca tuve.
Amaba dibujar y pintar, eran una de las maneras para escaparme del dolor y de la monotonía. Había tenido la oportunidad de mostrar y vender mis cuadros en François Museum y en eventos independientes de arte, había tenido gran elogio y tuve la suerte de viajar a Roma y a París, aunque fue una experiencia no tan agradable como pensé que sería. Al retornar a mi insignificante hogar, dejé de pintar. La simple razón fue el hecho de que un crítico francés muy aclamado en su pueblo, me había subestimado tanto sobre mis obras. Instantáneamente, perdí la fe y la seguridad en mí. Me sentí fracasada y humillada cuando todos los presentes estaban de acuerdo con aquel crítico. Destruí todas mis obras, literalmente. Debí no rendirme, debí no escuchar a los demás y seguir adelante, pero aún estaba atrapada en mi caparazón. El murmuro de la gente me hacía sentir débil y diminuta, que sencillamente abandoné mi sueño por miedo a escuchar otra vez aquellas hirientes palabras. Perdí la inspiración. Se había acabado la esencia del arte en mi cuerpo y en mi alma. Todo se había terminado...
La luz del sol se posó en mis ojos. Pestañeé varias veces. Me fijé de la hora y del calendario; ya eran las 09:00 y era Domingo. Me levanté lentamente pero otra vez me tumbé en la cama, sentía un gran peso encima de mí. Cuando había decidido de una vez por todas levantarme, me dirigí al baño y me miré en el espejo. <<¡Rayos! Estoy hecha un desastre.>>. Me quité las lagañas, y repentinamente escuché a mi estómago rugir. Caminé hacia la cocina y me serví unas tostadas con mermelada, unos huevos revueltos y una taza de café con leche. Nuevamente, ingresé al baño para hacer mis necesidades. Me recosté en el sofá y vi la televisión, sin que tuviera sentido a lo que hacía.
Marqué el número de Natalie y enseguida me había contestado.
-¿Estás ahí?- Pregunté.
-¡Hey! ¿Qué ha pasado?- Dijo con una alegría en su tono de voz.
-Nada importante... Estoy aburrida. ¿Estás ocupada?- Me rasqué la ceja por el simple estrés.
-Realmente no, estaba haciendo algunas cuentas pero ya termino. ¿Salimos un rato al parque?- Sugirió. Leyéndome la mente.
-¡Sí, claro!- Afirmé, tratando de sonreír.
-Bueno, nos vemos a las 11:00, ¿está bien?- Preguntó.
-Vale... Nos vemos.- Colgué.
Ya iban a ser a las 10:30. Me aseé, me cambié de ropa y me maquillé un poco. Cogí mi bolso que parecía una mochila. Coloqué las cosas necesarias y me puse en marcha al parque con mi bicicleta.
Al llegar ya eran las 11:00 en punto. La puntualidad es una de mis grandes virtudes.
Me senté en un banco y esperé durante casi media hora. Hasta que por fin había llegado. Alzó su brazo para hacerme una clase de seña, y corrió hacia mí.
Se sentó junto a mí, mostrándome un franca sonrisa. Conversamos, mientras comíamos un cremoso helado. Riéndonos con cada pequeña cosa.
Me hacía sentir bien. Es la única persona en que confío...
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LA PASIÓN DE UN ASESINO
FanfictionConocerte no estaba dentro de mis planes... ¿¡Por qué diablos me haces sentir tan frágil!? ¿Cómo lo haces? ¿Cuál es tu secreto? ¿¡Por qué tú!? Todos los derechos reservados. Obra registrada en S/C con el código 1504173870679.