𝙊𝙪𝙧 𝘿𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙮 ✮ 𝘞𝘩𝘪𝘙𝘶𝘷

【３】

El pelinegro golpeó la gran puerta repetidas veces.

—Ya voy!— Una voz femenina se escucho del otro lado de la puerta

No tardo mucho en poder ver a la dueña de esta.

Una chica muy linda a decir verdad, cabello rosa y ojos del mismo color.

—Hola...—Saludo tímidamente el mas alto.

—Ay hola! Vienes a unirte a nosotros?—

—Uhm... La verdad no, estoy buscando a Ruv—

Pudo ver la expresión confundida de la jóven.

—Estooo... De donde lo conoces?—

El moreno pensó en una respuesta adecuada

—Puedes decirle que Whitty lo esta buscando—

La contraría asintió, y sin mucha confianza fue en busca del ruso. No solía dejar de insistir tan fácil en que se unieran a su iglesia, pero esta vez lo haría por su amigo.

Unos minutos pasaron hasta que la pelirosa regreso

—Valla sorpresa! Eres el amigo del que me habló?—

—Ehm... Si?—

—Genial! Vamos pasa—

Ambos entraron al enorme lugar; era una típica iglesia.

Se distrajo mirando todo; los enormes bancos de madera desgastados y las decoraciones que probablemente residían ahí desde hace muchos años.

Cuando bajo un poco la mirada, por poco grita ya que ahí apareció Ruv de la nada, asustándolo.

—Ruv! Como estas?—Dijo aun con la respiración agitada

—Viniste...—Habló en un susurro inaudible, pero que el otro si escucho.

Sintió un extraño sentimiento en su pecho, algo que no había experimentado muchas veces, pero que conocía a la perfección.

—Claro! A pesar de todo, me caíste muy bien!—

Como era posible? Apenas hablaron ese día, y de nada que podría llegar a agradarle, hasta le amenazo con asesinarlo.

—Oh... S-si, tu también me agradaste... Creo...—

Desvío la mirada hacia el suelo.

—Ruv! Porfavor invítalo a pasar, no seas grosero— Interrumpió Sarv desde otro lado del lugar.

—Mhm...—Masculló

Después de un corto silencio, agregó

—Quieres... No se, ver mi habitación?—

—Por supuesto—

El de hebras grisáceas empezó a caminar, no sabía que estaba haciendo, se suponía que nadie tenía permitido entrar a su habitación, ni siquiera Sarvente.

Pero ya que, no podía decirle "Hey cambie de opinión, no puedes ver mi cuarto"

Si podía, pero sus modales le decían que no, puede que talvez no eran sus modales.

Se detuvieron frente a una puerta color marrón, algo vieja.

El dueño la abrió, dejando ver un cuarto no muy grande ni muy pequeño, tenia pocas cosas, un televisor, obviamente la cama y unos cajones.

—No es la gran cosa, pero igual me sirve—Dijo el ruso con su tono de voz calmado, como siempre.

—Descuida, creo que es linda—