Capítulo 1

585 78 41
                                    

Río mientras agarro con más fuerza la chancla que está en mis manos, giro hacia atrás mi cabeza pero al ver que el Mikey enojado que me persigue está más cerca, un grito de horror sale de mí.

—¡De esta no te salvas! —escuchar sus palabras provocan que corra más rápido—¡Atrápalo, Kenchin!

Observo desde lejos mi escapatoria, faltaba poco para llegar.

—No me mates, ¡Aún no di mi primer beso! —chillo esquivando a Draken y abriendo la puerta de mi edificio, me retraso un poco al casi caerme mientras subía las escaleras pero rápidamente me recupero—buenos días, señora Rigato—exclamo al pasar junto a una de mis vecinas, quien me regala una sonrisa mientras me saluda con su mano.

Saco las llaves de mi bolsillo y entro, cerrando la puerta en la cara de Mikey.

—¡Sigo con vida! —grito alegre mientras alzo los brazos en señal de victoria—¡Sato gana señoras y señores!

Me giro para mirar la puerta, la cual es golpeada repetidas veces mientras se escucha mi nombre desde el otro lado, coloco la cadena de seguro en la puerta y luego la abro, viendo la mitad del rostro de Draken y Mikey.

—¿Están tocando la puerta? —pregunto sonriendo—¿cómo están?

—Devuélveme mi chancla antes de que te mate.

—¿Sato, qué sucede? —escucho la voz de mi madre a mis espaldas—hola, chicos ¿quieren pasar?

—Si señora Kyan—Mikey es quien responde, borrando todo rastro de enojo y mostrando una sonrisa.

Mi madre, en contra de mi voluntad abre la puerta dejando que ambos pasen a nuestro departamento y en rápido movimiento Draken me arrebata la chancla de mis manos.

—¿Se puede saber por qué están todos sudados? —escucho la voz de Mitsuya.

Giro mi cabeza y lo encuentro a un lado de mi padre, ambos sentados frente a una máquina de coser y mirándonos atentos.

Los tres nos miramos para luego hablar—estábamos jugando una carrera.

—Si tienes dorayakis, puede que sigas con vida—la voz de Mikey en mi oído provoca que me dé un escalofrío.

Asiento rodando mis ojos divertido y nos dirigimos a mi habitación.

—Sabes que soy un querubín—río en voz baja al ver su cara—fue una apuesta con Baji.

Abro la puerta de mi cuarto y me detengo cuando observo que sobre mi cama, está Chifuyu leyendo uno de mis mangas.

—¿Quieres que te traiga un café, o así estás bien? —exclamo con sarcasmo mientras le arrebato el manga.

—Oi, iba por la mejor parte—se queja mientras toma mi almohada y la abraza.

—¿Y mis dorayakis?

—Fíjate en el primer cajón del armario.

—Sabes Sato—habla Draken cuando me siento a un lado de Chifuyu, o mejor dicho en el pequeño espacio que el rubio no está ocupando—las personas normales guardan su ropa allí.

—Por eso se llama guardarropa—explica el chico soltando mi almohada y tirándose sobre mí, provocando que ambos caigamos al suelo—¿Sabes donde está Peke J? lo traje conmigo, pero no lo veo.

—Si te quitaras de encima, quizás lo vea—lo empujo a un lado para sentarme en el piso, me sentía raro cuando hacía aquello.

—Oi Mikey, tampoco dejes en quiebra al chico—giro mi cabeza y el rubio tenía junto a él varios paquetes de galletas y dorayakis.

No te rindas | Chifuyu Matsuno x male ocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora