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Después de ese día, Taehyung no volvió a encontrarse con Hoseok. Incluso si intentó buscarlo, el mayor no apareció donde él sabía que estaría.

Era tan... extraño. Después de saberlo, algunas semanas atrás, entendió porqué siguió encontrándose con Hoseok en encuentros que no estaban destinados a ser casualidad, al menos la mayoría de las veces. Hoseok siempre lo iba a querer, eso era un hecho, pero él todavía lo había querido como para seguir intentándolo. Y por eso es que él caminaba por los lugares donde sabía él estaría, en los pasillos o pisos; incluso como aquella vez que lo encontró en una pizzería que quedaba a dos horas de la universidad, y se giró demasiado pronto temiendo  que el otro lo viera. Sin saber que Hoseok siempre lo había visto, lo había buscado, esperando volver a tenerlo de la forma en que se habían familiarizado por tanto tiempo.

Y Taehyung, él tardíamente se dio cuenta de esto. Y había estado demasiado ocupado molestándose como para preguntar cómo se sentía. Tae había dejado de intentarlo, y eso sólo había sido el primero de los muchos tropiezos que había hecho en el corazón de ese gentil príncipe.





Taehyung, actualmente, golpeaba con nerviosismo el piso con la punta de sus zapatos. Trató de recargarse en la camioneta, pero luego sintió que no podía quedarse quiero, así que dio varias vueltas mientras se mordía las uñas.

Después de varios intentos fallidos, finalmente sabía dónde estaba Hoseok. Es decir, este era su auto, Tae estaba parado frente junto a él, esperando por Hoseok. Él- quería decir, siempre supo dónde estaba, pero Hoseok había estado haciendo lo mismo que él durante meses: escondiéndose de él.




Hoy Hoseok tuvo una competencia. Fue la primera vez que Tae asistió desde hacía muchos meses, sentado junto a sus amigos en las gradas mientras vitorearon por su amigo. Tae había vuelto a ver esa sonrisa, cuando Hoseok subió al pódium, y aunque había quedado en segundo lugar, Hoseok había estado irresistiblemente feliz.

Hoseok era así.

Suspiró por décima vez en los últimos 20 minutos. En lugar de ir con sus amigos, siguiendo a Hoseok una vez recibió su premio, él había ido directo al estacionamiento a esperarlo. No quiso entorpecer su gloria, no con sus amigos ahí, no mientras la gente seguía viéndolos como si esperaran a que ese muchacho de roble volviera a explotar de la manera en que hizo en la cafetería.

Esto... era tan familiar, de alguna manera que no puede evitar estremecerse, así que se envuelve más en su chaqueta de algodón, consiente de que en realidad no hace mucho frío.



Es cuando escuchó un montón de charlas y pisadas que se giró, avanzando para ver a un grupo de estudiantes avanzando por el estacionamiento entre risas y festejos. Buscó entre ellos, tal vez detrás, en medio, tal vez...

—¿Taehyung?


—¡Hoseok! —Taehyung gritó, girándose para mirar a sus espaldas. Hoseok no venía con todos ellos, iba solo, y estaba ahí medio paralizado, su bolso de entrenamiento en mano y las llaves a medio pasar—. H-hola...


—Hola —susurró, tirando distraídamente del borde de su sudadera.

—¿Cómo estás? Yo... hum, felicidades.

—Oh —sus ojos, por un pequeño tiempo, parecieron iluminarse, antes de que volviera a bajar la mirada. —Gracias... aunque es un segundo lugar.

—Y está bien. Está... lo hiciste genial, Hoseok. Simplemente te sacó ventaja en el último tramo.

—Sí, creo que no usé la mejor estrategia —dijo, dándole la vuelta para conseguir la cajuela y guardar su bolso ahí. Taehyung pensó que tardó más tiempo del necesario, y no lo siguió, sólo parado donde estaba a un costado, dándole un poco de espacio con su espalda.

Dejar ir, lo que no se quiere ir [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora