1

574 84 30
                                    

Cuando Jimin puede tragarse una mosca, antes que la sorpresa.





—Terminé con Hoseok.

Taehyung pensó que, probablemente, no había elegido el momento adecuado para soltar su primacía, porque entonces Jimin al escucharlo se había caído de la silla, desde donde trataba de bajar una caja de la parte alta de su armario. Su pobre amigo ni siquiera pudo lloriquear debido al golpe, todavía sin procesar qué había escuchado.

—¿Qué?

—Terminé con Hoseok.

—¡¿Qué?!

—¡Que terminé co-

—¡¡Si te escuche!!

—¿Entonces por qué sigues preguntando?

Jimin se exaspero, recordando que tenía que ponerse de pie. Caminó hasta la cama, donde él estaba, y se sentó a su lado acunando sus manos y mirándole como si necesitara consuelo.

—¿Qué sucedió? —incluso su voz, con matices más dulces de los que usaba, con sus cejas enarcadas, ya era lamentable.

—…

—…

—Jimin, no tengo el corazón roto ni nada de eso.

Eso causó una revolución aún más grande en Jimin. Jimin no se olvidó de expresarlo abiertamente en su cara, y por un momento hasta parecía que él había sido quien terminó una relación de años.

—¿Qué?

Taehyung no podía mentir como sintió que la situación le llevaría a hacer, no frente a la única otra persona que conoció cada una de sus etapas en su relación que no fuera Hoseok. Pudo haber dicho que ya no quería a Hoseok, pero eso no era posible, porque sabía que querría a Hoseok incluso si este le hiciera daño, lo que era preocupante. También pudo haber puesto de excusa que ya casi no tenían tiempo para el otro, pero sería marchitar todas esas noches que el mayor fue de madrugada a su departamento después de una jornada escolar sólo para pasar tiempo con él, incluso si sólo dormían.

Pudo decir cualquier cosa, pero ante la falta de una razón aparente, simplemente dijo:

—Ya no es lo mismo que antes.

Porque de alguna manera, todo ese cariño y ese tiempo rebuscado, se había vuelto rutinario. Incluso mirando el mismo pétalo caer una y otra vez, decenas de veces, no importaba que tan precioso fuera, uno terminaba apartando la mirada.

—No entiendo.

Jimin siempre había sido la persona más humana que Taehyung había conocido. Parado justo en el medio del paralelismo de la singularidad de la conducta humana. Pero a veces tenía la impresión de que Jimin besaba a Los Ángeles todas las noches, porque de otra forma no fingiría no saber de qué hablaba, si no era para que él hablara.

—Cuando comenzamos a salir, todo era tan espontáneo y versátil. A veces podíamos solo sentarnos en la sala y comer cacahuetes mientras mirábamos el techo en silencio, y otras veces pasábamos todo el día en la calle haciendo un millón de cosas. Habíamos intentado miles de cosas, incluso cuando de sexo se refería.

—Pero los último meses —continuó, haciendo una pausa, pausa que para Jimin fue eterna—, parecíamos rebobinar el mismo día todos los días. Almorzábamos en la universidad, nos acompañábamos en clases y luego íbamos a mi departamento sólo a estudiar. A veces se quedaba a dormir, y otras veces iba al suyo a descansar. ¡Todo parecía un horario! Incluso teníamos sexo todos los sábados, en la cama, de misionero y ya. La última vez… ya ni siquiera sé ponía duro cuando anticipábamos que era ese día tocaba.

Dejar ir, lo que no se quiere ir [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora