3

345 68 84
                                    

A veces, Taehyung prefiere que no confíen en él.






La tercera ocasión en la que se lo encontró así, fue inevitablemente en la fiesta de cumpleaños de Jungkook, que se dio casi un mes después de ese atrevimiento prolongando como una terca amenaza.

Claro que el menor de ellos no estuvo contento después de una advertencia, si no que volvió a repetirlo alrededor de tres veces. Tal vez más. Tal vez más agresivas. Tal vez con la voz de un niño que no quiere perder a un amigo.

Jungkook era probablemente la segunda y única otra razón por la cual Tae siguió sentándose en esa mesa en el almuerzo. Hoseok y él habían desarrollado una extraña dinámica en torno a esos momentos, incluso si no habían vuelto a hablar directamente en todo ese tiempo. Cada lunes Taehyung no iría a la cafetería, y los viernes Hoseok tampoco lo hacía. Taehyung solía arribar cinco minutos después de que todos estuvieran ahí, y Hoseok se marchaba antes, todo con excusas que nadie creía, pero que nadie negaba.

Si, ciertamente era ridículo. Y llegaría un punto en el que comenzarían a cansarse de lo mismo, y probablemente las cosas con sus amigos no volvieran a ser tan alegres y fáciles como había sucedido todos esos años. Pero mientras pudieran soportar esos veinte minutos, a lo máximo, prolongarían esos sucesos por sus amigos.

Después de todo, era fácil notar que no solo había afectado a Jungkook, más que incluso a ellos mismos.

Había escuchado la noticia entre susurros que intentaron ser discretos durante el almuerzo, pero, en realidad una parte inequívoca y recelosa de su interior no había querido prestarles atención. Pudo haber dicho que en realidad no le importaba, pero de alguna manera, cuando vio a Hoseok en esa fiesta de Jungkook, no pudo no preocuparse por los cien y más latidos que golpearon fuerte en su pecho al verlo, tan tranquilamente y vibrante como siempre.

Porque Hoseok no estaba solo.

Y aparentemente los rumores sobre que estaba saliendo con una chica eran ciertos.

A su lado, en el interior de su brazo, la chica se iluminaba en la sala por su cara bonita, con rasgos suaves y tiernos, al contrario de su mirada alargada y afilada. A simple vista, era encantadora, con el diente pelado como Hoseok no podía estar de otra manera.

Cuando Jungkook se acercó, casi brincando y sonriendo: —¡Estás aquí! —Taehyung alejó rápido la mirada de ahí. No quería cualquier suposición estúpida si Jungkook descubría que estaba mirando precisamente.

—Dije que estaría —contestó, extendiendo un brazo para entregarle a Jungkook un par de figuras coleccionables que le gustaban. Un regalo como ese habría hecho a Jungkook sonreír, pero como estaban envueltas, el simple hecho de recibir un regalo debió ponerlo feliz. Jungkook, siendo pequeño y entusiasmado, en realidad estaba feliz porque él estaba ahí.

—Pensé que no vendrías.

—No seas tonto, Jungkook. Eres mi amigo antes que cualquier otra cosa.

Jungkook jugó un poco con el listón rizado que envolvía la caja, mirando hacia sus pies antes de echar una mirada rápido sobre su hombro. No había que ser adivino para saber que miraba, también. Y luego fue demasiado obvio cuando se volvió hacia él:

—Acompáñame, estaba jugando con los chicos en el patio trasero.

Taehyung lo siguió por el largo pasillo. Con la cabeza en alto, sonriente y relajado, tratando de no caminar más rápido ni más fuerte cuando pasaron justo a su lado. Taehyung pudo escuchar un fragmento de su conversación.

Cualquier chico con el que estaban hablando: —¿Pero viste a ese chico en el carril tres? ¡Parecía un tritón!

Hoseok: —Lo sé, yo competí contra él.

Dejar ir, lo que no se quiere ir [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora