Capítulo 3.

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La conversación con Evan convirtió su cabeza en una bola de pensamientos sin posibilidad de conectar, además de una gran cantidad de preguntas, y la inminente ruptura de su pecho por las palabras que habían abierto la puerta al pasado que ella no se atrevía a recordar. Porque cuanto dolía hacerlo, sí que lo hacía, las heridas latían en lo profundo de su alma, sin sanar, y como si su mente estuviese dispuesta a lastimarla, las incógnitas la perturbaban.

¿De verdad Evan  podría llegar a odiarla tanto como parecía procesarlo?

No tenía una respuesta, y tampoco quería tenerla, no lo toleraría. Se rehusaba a vivir en un mundo donde Evan Camphell la odias de verdad. Lo que la llevaba a otra pregunta que no podía responder.

¿Que la había hecho convertirse en la persona que era hoy?

No lo sabía con certeza si era honesta. Su infancia fue relativamente buena, su madre era una gran mujer, no podía decir que estaba siempre presente; pero era tan trabajadora como amorosa. Su padre, no era alguien a quien quisiera mencionar, a lo mejor porque también, solía tocar un espacio sensible de sí misma, era él quien le enseñó de la manera más dura posible sobre la resignación.

Tenía una familia numerosa, al estilo de Rusia, haciendo honor a sus raíces . Sus abuelos siempre se encargaron de estar presentes en su vida, aunque ahora vivían sus días en una aventura constante, disfrutando de su propia compañía . Quizás la más importante era su tía, tenía mucho que agradecerle, había sido ella quien la guio en la más grande de sus pasiones, ahora dirigía su propio equipo de ballet en Moscú, de alguna forma, ambas encontraron su pasión por medio de la otra.

Suspirando apartó los pensamientos sobre su familia mientras fijaba su mirada en la cocina pensando que tomar de almuerzo, no le apetecía lo que su madre se había encargado de dejar para ella. En ese momento, le entró un mensaje de texto.

Luca Volkovich "Hola Sía. Este es un mensaje de tu hermano favorito, queriendo saber cómo está su poco agraciada hermanita, y avisando que estará en Wonderville dentro de dos días, para quedarse un gran tiempo"

Una sonrisa adorno sus labios ante el mensaje de su hermano, después de unas cuantas semanas sin saber de él.

Sienna Volkova: " En primer lugar, no eres mi favorito, eres el único que tengo. En segundo, no hables en tercera persona, por último, ¡Qué maravilla! (Nótese el sarcasmo) volver a tenerte por casa."

"Pd: Realmente soy tan preciosa, que a veces siento lástima, porque me lleve toda la belleza de los Volkov.

Luca Volkovich: "Lo tenía claro si pensaba que no usarías el sarcasmo. No podía ser mi hermanita menor sin su gran humor. Quiero aclarar que ,soy demasiado apuesto, no tanto como la rompecorazones estrella. Hermanita, nos veremos, tengo un vuelo a la última parada antes de casa, te amo Siennie ;).

La sonrisa brillaba en su rostro. Quisiese o no, su hermano siempre lograría sacarle una sonrisa. La otra mitad de sí misma. Finalmente se acercó a la nevera, decidida a comer un poco; motivada por el retorno de su hermanos, sirvió el pollo a la plancha y unas rodajas de tomate al horno que su madre había dejado, pero después de juguetear y comer un par de bocados  lo dejó de lado, ya que no tenía muchas ganas de comer. Se dirigió a su cuarto, odiaba la sensación de soledad que siempre parecía estar en la casa Volkov. En el armario de su habitación se vistió con un short y un top deportivo. Salió de la casa al gimnasio social que poseía la fortaleza, porque siempre que podían sus madres compartían todo.

Entro y cómo siempre, Evan estaba con sus audífonos haciendo su rutina que básicamente era cardio y una gran cantidad de boxeo, Camphell tenía un cuerpo esculpido y trabajado, lo sabía de primera mano. Suponía que le gustaba mantenerlo, y de alguna forma esa era una constante para ambos.

SIETE AÑOS DE ODIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora