Sienna sentía la culpa consumirla después de lo ocurrido en el comedor. No podía saber con exactitud en qué punto de su vida comenzó con sus ataques hacia Evan Camphell; pero, solía reincidir en ello cada vez que él estaba lo suficientemente cerca, para que ella sintiese la necesidad de apartarse y huir. Tuvo que dejar los pensamientos a un lado; para disfrazar su rostro en una máscara de serenidad y estoicismo, entrando en la casa de los Camphell donde su tía la recibió con la más cálida de sus sonrisas.
— Cariño, no te he visto por mi clase hoy, ¿Dónde te has metido? —. Kathryn Camphell no podría ser dura con ella ni intentándolo con todas sus fuerzas, aquella rubia que amaba como a una hija, era su debilidad. La niña que amo incluso antes conocer.
— Rafaella ha vuelto de su viaje, he estado con ella en el salón abandonado.
Fue toda su respuesta mientras le daba un abrazo; Kathryn, pudo percibir su necesidad de ser reconfortada, pero ella no haría preguntas. Nunca era prudente hacerlas con su sobrina, así que esperaría pacientemente el momento en el que decidiera recurrir a ella; cuidándola desde la distancia, como siempre.
— Que no se te haga costumbre, Sienna Volkova —. El tono de Kathryn tenía un deje de reproche. -- No me gusta que escapes de tus responsabilidades; sabes que el salón es principalmente para los tiempos libres.
— ¿Es esa la voz de mi estrella brillante, lo que estoy escuchando?—. Benedicth Camphell entró a la sala, logrando que Sienna sonriera como no lo hacía en días, para luego correr lanzándose a los brazos de su tío mientras daba un grito de alegría. — Yo también te he extrañado, Estrella. Incluso he extrañado ver a Kathryn reprenderte, ¿Qué ha pasado?
Él parecía más divertido que dispuesto a regañarla junto a su a esposa; si a Kathryn Camphell se le dificulta poner orden a Sienna, Benedicth Camphell, no podía siquiera concebir la idea de intentar reprender a su pequeña sobrina. La había tomado en sus brazos como una hija más, desde que notó que su padre la hacía a un lado por su demandante trabajo. Era su debilidad, cuando la vio por primera vez, supo que esa pequeña maraña de pelo rubio y ojos verdes atrapantes, jamás conocería un no de su parte.
— No es nada, querido. Solo le advertía a Sienna sobre saltarse las clases, es una mala costumbre.
— No pensemos en eso ahora, cariño. Quiero disfrutar a mi familia después de tanto tiempo lejos —. Con eso Beneditch, tomó a su esposa por la cadera y las guió al comedor. — Sienna, ya he hecho que los empleados suban los regalos que te he traído del viaje a tu habitación; he comprado este bolso edición especial que la chica de la tienda me ha recomendado, sabes que no tengo idea de esas cosas. Pero quería darte este regalo personalmente, lo he escogido yo en una de las joyerías de Abu Dabi.
Se giró, y buscó en la cómoda del comedor una caja de terciopelo negro, dentro del ella un delicado relicario de oro blanco reposaba minuciosamente acomodado, con un medallón adornado por una piedra rosa en forma de estrella. Era tan precioso que Sienna se quedó sin aliento, anonadada por la belleza de la pieza.
— Cuando lo he visto, no he podido evitar pensar en mi estrella brillante, así que lo he comprado. la piedra es un ópalo rosa—. Beneditch se acercó y lo puso sobre el cuello de Sienna; quien contuvo el aliento mientras tomaba el medallón para verlo de cerca. — Lo he mandado a marcar por detrás, un mensaje de tu tía Kathryn y mio.
"Baila mientras sueñas, Brilla como las estrellas"
Eso era lo que decía, y Sienna casi rompió en llanto ante las palabras de sus tíos, sabía bien el significado de las mismas. Al abrirlo noto una foto de ella y Evan, no podían tener más de tres años, se abrazaban, justo frente al claro que la fortaleza albergaba, con él besando su cabeza.
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SIETE AÑOS DE ODIO
RomanceEvan y Sienna no se soportan. Evan estuvo enamorado toda su vida de Sienna. Sienna nunca pudo corresponder su amor. Evan y Sienna esconden secretos. Del odio al amor solo hay un paso, suelen decir. ¿Podrán los dos dar ese paso? O terminaran rompiend...