Kim Seungmin parece estar perdido, no entiende exactamente donde esta ni el por que de ello.
Todo aquel que habita esa ciudad, al parecer, quiere salir de ella. Sus compañeros no son una excepción.
A parte de todas esos carteles fluorescentes que ad...
Holi. Antes de que empiece alguien a leer, quiero advertir que este fic es la continuación de "Broken mind" Osea, recomiendo que para entender todo empecemos por el anterior. Pero quiero dejar claro que leyendo solo este fic tampoco pasa nada. ¡Eso es todo!
0.2: Voy a empezar a corregir esta historia, no prometo que no tenga fallos ortográficos pero os lo aseguro... ¡Estará mejor!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No puedo respirar del todo bien, es como si mis pulmones no estuvieran acostumbrados al espeso aire de esta sombría ciudad.
Siento mi cuerpo desacostumbrado a este ambiente, como si nunca hubiera estado aquí.
—Tenemos que empezar a correr, si no no llegaremos.
Su inconfundible voz me saca de mis pensamientos.
¿Felix?
Él comienza a correr, y yo por puro instinto aligero mis pasos también.
Me encuentro corriendo detrás del pecoso.
—¡Vamos a tener que saltar!
Grita con la voz entrecortada mientras corre al mismo ritmo que nosotros.
Sin dejar de correr giro mi cabeza hacía atrás, encontrándome con mi amigo Hyunjin.
De reojo, veo a otro chico que, en un principio no lo reconozco. Se me corta la respiración cuando se aparta el flequillo de la cara.
Yang Jeongin.
Aparto la mirada y vuelvo a mirar adelante. Esto no puede estar pasando.
Mi vista se vuelve borrosa y varias lágrimas comienzan a salirme por los ojos, dejando rastros de pequeñas gotas por el "suelo".
Muevo la cabeza de un lado a otro intentando entrar en razón.
Una série de flashbacks invaden mi mente: Hyunjin, Felix, Bang Chan, Jeongin, su diario, el Distrito 9,el psiquiátrico, ese tal Han...
Decido pensar en que nada de eso ocurrió y con ayuda de la manga de mi sudadera, negra y roja rayada, limpio mis lágrimas.
Decido alejarme un poco de la formación sin parar de correr, ahora me encuentro lo suficientemente cerca del borde del tejado que puedo ver calles desordenadas y pisos por doquier prácticamente iguales.
Hasta ahora no me había dado cuenta que estábamos corriendo sobre los tejados planos de esta sombría ciudad.
Al asomarme, divisó algún que otro vagabundo merodeando con botellas de licor y algunas ratas al rededor de cubos de basura.
Absolutamente toda la ciudad está sumida a la oscuridad, no se ve ni una sola estrellas brillando en el cielo. Lo único que la ilumina son carteles de diferentes colores neones y chillones.
