Kim Seungmin parece estar perdido, no entiende exactamente donde esta ni el por que de ello.
Todo aquel que habita esa ciudad, al parecer, quiere salir de ella. Sus compañeros no son una excepción.
A parte de todas esos carteles fluorescentes que ad...
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Las botas mojadas de Changbin chapotean. El sonido que hacen al andar produce eco en el vagón de "las duchas."
—Será mejor que nos vayamos.
Jeongin y yo asentimos y lo seguimos de cerca.
Al llegar al extremo contrario, cuando veo que Seo va a golpear la puerta lo detengo.
—¡Espera!
Poso la mano en la manilla, con facilidad abro la puerta.
—Te complicas demasiado la vida.
Mientras Jeongin y yo avanzamos escucho murmurar de mala gana algo a Changbin, seguramente me está maldiciendo.
—Esto cada vez se está poniendo más raro.
Jeongin me saca de mi trance y enfocó mi vista al frente.
—¿Un casino?–Pregunto perplejo.
Changbin se pone delante nuestro rápido.
—Aquí no nos harán nada pero seguramente tras la siguiente puerta esté él.
Trago saliva y desvió mi mirada hacia la siguiente puerta.
Parece tan distante y cercana a la vez...
—Vamos.
Los tres andamos lo más naturalmente posible en línea recta.
—¡Mierda!
Uno de los hombres de una mesa acaba de perder su partida de Black Jack, ha perdido todo su dinero.
—No desvies tu atención Seungmin.
Estamos los tres frente a la puerta, Jeongin tensa la mandíbula y yo la espalda. El único que parece no afectarle nada está frente a nosotros.
—Prepararos.
Justo antes de abrir la puerta con una fuerte patada como siempre lo ha hecho, Jeongin me dice algo que no logró descifrar en el momento.
—¿Tú no eres el Seungmin de aquí, verdad?
Cuando estoy apunto de preguntarle a que venía eso por qué en ese instante para mi no tenía sentido alguno, Changbin le propina una fuerte patada partiendo así en dos la puerta.
A simple vista pude ver cómo un hombre aparentemente rico esta sentado junto a varios amigos parecidos a él. Todos llevando puesto un abrigo hecho de lo que seguramente antes sería un animal vivo. A su alrededor hay sirvientes sirviendo aperitivos y bebida. Junto a ellos hay mujeres en lencería roja y a los costados muchos guardias armados con antifaces.
En cuanto nos ven ( y escuchan) la mitad de los guardias protegen a los ricachones, los guardias restantes vienen hacia nosotros.
Jeongin se dirige a la izquierda para tener un buen punto de disparo. Empieza disparando a los guardias del fondo.
