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—Tus labios son muy lindos —comentó de la nada el mayor, haciendo que Prem se avergonzara y un tenue color carmesí se adueñara de sus mejillas.
Ambos se encontraban en la biblioteca de la ciudad, uno frente al otro. Habían terminado hace mucho sus estudios universitarios, pero todavía así, Prem siempre quería ir a aquel lugar con la intención de leer algún libro que posiblemente no le serviría de mucho, claro, ahora mismo Prem intentaba terminar la historia que estaba leyendo, pero su pareja no hacía otra cosa que distraerlo con los repentinos halagos que le lanzaba.
—Phi~ ¿Usted no tiene otra que hacer? —preguntó con cierta molestia falsa, le gustaba estar con el mayor, pero simplemente, ahora, quería paz. Este pareció pensarlo, todo con un toque de suspenso.
—No —contestó simple y directo, a lo que Prem lo juzgó con la mirada—. Bueno, tal vez sí, sin embargo, puedo hacerlo, luego —añadió con una sonrisa el mayor.
Un suspiro pesado escapó de los labios del peli-gris, no tenía caso seguir pidiendo paz. Inconscientemente, hizo un mohín por su derrota, miró su libro y después a su pareja.
—Mejor vamos a casa, vendré otro día —dijo y Boun alzó las cejas, curioso—, y sin ti. —Completó con una sonrisa en su rostro, no sabía cómo haría aquello, pero lo intentaría.
Tomó las cosas que eran de su pertenencia junto al libro que se había encontrado leyendo para devolverlo antes de salir del lugar, por su parte, Noppanut simplemente se encargó de seguirlo.
—¿Deseas comer algo? —preguntó Boun cuando al fin se encontraban afuera del sitio, eran la una o dos de la tarde y no habían comido nada, por lo tanto, Prem asintió.
—Está bien, espera que haga una llamada. —El menor se limitó a asentir, Boun se alejó un tanto e hizo lo dicho, al rato regresó con una sonrisa en sus labios y Prem lo observó algo curioso.
—Vamos a mi departamento, pedí algo de comida. —El mayor se acercó más a su pareja, lo tomó de las manos y apoyó su cabeza en el hombro del más bajo.
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La frente de Prem se frunció un poco al ver cómo iban por un camino diferente al que les llevaba al hogar del rubio. Miró a su pareja algo dudoso, como preguntando con la mirada si iban a pasar por otro lugar.
