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Ser hijo único tenía ventajas y desventajas, las cuales Prem había ido descubriendo con el pasar de los años. El tener toda la atención de tus padres era algo lindo, pero aquello no lo ponía tan feliz.
A él le hubiera encantado tener un hermano menor, uno con el cual pudiera jugar y hacer travesuras a las espaldas de sus padres. Por eso, cuando llegó a conocer la familia de Boun, quedó encantado con ella. La familia Guntachai, a diferencia de la suya, era algo escandalosa y muy extrovertida. Aquello hizo que lograra integrarse fácilmente al grupo de cinco personas, y ahora, que sabían que salía con el hijo primogénito, no hicieron otra cosa más que convertirlo oficialmente en parte de los suyos.
Y si había algo que Warut amaba de la familia de su pareja, eran las reuniones que tenían cada cierto tiempo; pasar un tiempo juntos mientras comían algo y hacían actividades grupales era la cosa que siempre quiso hacer desde pequeño.
—Ah~ Boun, ¿falta mucho para llegar? —preguntó el peli-gris al conductor del auto con un mohín en los labios, se estaba cansando de estar sentado, pero no lo culpen, ya llevaba más de tres horas en aquella posición y le empezaba a doler el cuerpo.
La persona a su lado solo sonrió—sin mostrar su dentadura—, cada que viajaban era igual, antes de empezar su camino, el peli-gris, siempre estaba entusiasmado y lo apresuraba para empezar el viaje en auto lo más pronto posible; pero, mientras estaban en camino, siempre se quejaba y preguntaba si faltaba mucho para llegar a su destino. ¿Quién podía soportar a Prem? Solo él, o así, le decía a todos sus amigos y conocidos.
—¿Quieres que paremos un rato a descansar? Por aquí hay una gasolinera con una pequeña tienda. —Prem asintió con rapidez, solo quería poder pararse un rato a estirar sus extremidades y así disminuir el terrible dolor en su parte baja que había empezado a sentir.
Al llegar al lugar dicho, detuvo el auto para estacionarse a un lado y poder bajar. El primero en hacerlo fue el menor, quien empezó a quejarse y decir cosas como que los asientos de cuero deberían ser ilegales porque no hacían más que torturarlo en todo su viaje.
—¡Mira!, ¡mira! ¡Un peluche de Hinata! —El repentino grito de Prem asustó al pelirrubio, el cual dirigió rápidamente su mirada a la dirección en donde apuntaba su pareja. En la vitrina de la tienda se podía ver un pequeño peluche de uno de los personajes del anime de Naruto, de la cual, Prem, era amante.
—Es muy bonito, ¿no? —Pausó su hablar un momento para ver al mayor—; ¿me la compras? —pidió dulcemente el peli-gris a su pareja.
—Sí, es muy lindo, pero no más que tú, de eso no hay duda. —Aquello sorprendió un tanto al más bajo, pues esperaba cualquier respuesta menos esa, así que sin siquiera notarlo, un color carmesí se adueñó de sus mejillas de manera traicionera.
—Sabes, mejor sigamos, llegaremos tarde —tartamudeó con vergüenza, tras decirlo se metió de nuevo en el auto, aquello hizo que una divertida sonrisa se adueñara de los labios de Noppanut. Bueno, aquella fue una divertida venganza por todo lo ocurrido hasta el momento en el viaje.
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Solo diré: bounprem mis papis y que viva grupo 5 uwu
