Capitoli 2

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Esa tarde, Juleka la pasó en casa de Marielena, aún muy en las nubes por su encontronazo con la banda.

La pelirroja iba por su segundo cigarro. No solía fumar en casa, ya que su madre detestaba el olor a tabaco, y más el que se quedara impregnado en los suelos de madera, o los muebles.

Hacía demasiado frío como para fumar fuera, así que simplemente decidió mandar a la mierda todo, y encendió su segundo cigarrillo mientras se sentaba en el sofá y cogía el móvil.


-Pero bueno- Juleka bajó las escaleras casi corriendo, con unas calcetas calientitas en los pies que había cogido probablemente de la habitación de Elena. - ¿Acaso no tienes más ropa que no sea de conejillos rosados?- preguntó burlona tumbándose en el sofá, recargando su cabeza sobre las piernas de su amiga.


-mmm nop, no que yo sepa. Me da muy igual, realmente no hay nadie lo suficientemente loco como para husmear en mis cajones.- Hizo una pausa dándole una calada al cigarro.- Nadie excepto tú. - Rió dejando escapar el humo.


-Joder, ahora entiendo porqué no tienes novio María Elena, eres una niña atrapada en el cuerpo de una mujer.- continuó la rubia, mientras le hacía un gesto para que le pasara el cigarrillo.


Elena se lo pasó, sin separar la vista de la pantalla del móvil. Vio una foto del grupo que habían encontrado en la calle, en la que aparecían ellos cuatro muy alegres, y de fondo ella mirando a la nada, el coliseo, y Juleka falleciendo en vida.

Esto último le causó mucha gracia, por lo que le pasó el móvil a la chica.


-Hey, mira. Los tipos esos han captado tu ataque al corazón- dijo riendo. La rubia se incorporó inmediatamente.


-NO PUEDE SER... ¡NO PUEDE SER, PER DIO!- Se llevó las manos a la cabeza como si fuera a reventar. - ELENA, QUE SALGO EN UNA FOTO DE LOS MANESKIN Y SALGO TENIENDO UN YUYU, ESO NO ES POSIBLE-.


Elena la vio levantando una ceja y encogiéndose de hombros.


-No te ves nada mal, he de decir.- Dijo restándole importancia, mientras se levantaba a arrebatarle el cigarro a Juleka para calarlo nuevamente.


-Que si no me veo mal dice, que no me veo mal. Lo dice la que ha salido con puta cara de puta diosa!- Respondió ésta haciendo zoom a la foto con los dedos, enfocando en el centro de la pantalla el rostro de la pelirroja. Pacífica, tranquila, relajada, con pinta de que le valía tres cominos la vida.


Dejó escapar un suspiro y cerró los ojos un momento. A su mente vino de inmediato la imagen de ese chico al que le había entregado el encendedor.

Esto provocó que abriera los ojos al instante, quedándose viendo hacia el techo unos segundos.


-Dame eso y pon algo de música, esto parece un velorio.- Dijo arrebatando el celular de las manos de la morena, mientras señalaba con el mentón el sistema de sonido que tenían al lado.


Cómo no, Juleka puso Maneskin.


-Joder, Juleka, ¿no te gusta nada más en la vida?- se quejó esta aventándole un cojín del sofá.


-No, la verdad es que no. Y en caso de que me gustara algo más, hoy se escucha a Maneskin.- Dijo tratando de sonar firme y amenazante, sin éxito por cierto. La pelirroja rió.- Ay vamos, María Elena, sé que en el fondo te gusta.


Elena bufó. No le gustaba que le dijeran María.- No, claro que no me gusta. Yo tengo gustos musicales un poco más... normales.- ésto último lo decía con cierto tono burlesco, ya que ella amaba el rock, pero solo lo decía para molestar a su amiga.


Tabaco y canela - Marlena (Damiano David x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora