La primera vez que lo vi, creí que jamás olvidaría ese rostro...
Ahí estaba yo a veinte metros de su presencia, el invierno ese año en Seúl era de los más fríos que recordaba, mi aliento tibio se convertía en fina neblina ante mis ojos, pero eso no mermaba la congelante sensación de sus ojos recorriendo mi cuerpo, igual que hace quince años.
Era el funeral de mi madre, que había sido asesinada por mi padre la noche anterior. Ese día vi por vez primera aquel rostro gélido de magnetismo innegable, el cual desfiguraba al resto de las formas que le rodeaban, era como un huracán. Un huracán donde él era el centro y lo único que aun seguía nítido en mi mundo. Todos en la casa estaba prestaban atención hasta a mi mas mínimo respiro, pero en aquel momento solo podía sentir sus ojos sobre los míos, enigmáticos y fríos insondables como el océano de Corea, sus finos dedos apuntando a mi rostro, de la misma forma en que la muerte señala al que se día moría, su sonrisa cínica, soberbia electrizante completando el cuadro. Mi consciencia perdida después de ver aquellos blancos y perfectos dientes suyos.
Aquel ser se había convertido en mi demonio, en la encarnación del diablo, el objeto de mis pesadillas la razón de mis temores. Incluso años después cuando volví a ver a mi padre y este había explicado como había pasado su vida penando el asesinato de mi madre bajo sus manos, no pude pensar en lo que decía, ni en como afirmaba vehementemente que yo era su hijo, como si con eso pudiera justificar su regreso. En mi mente, solo estaban esos gélidos ojos que me habían hipnotizado por solo una vez que los había visto.
Asi como esta mañana cuando al llegar en el coche de la agencia de modelos en la que trabajaba, lo vi, en medio del mar de feromonas que no me dejaba ver ni a la puerta a escasos 3 metros, pero lo vi, su gélida mirada, su sonrisa prepotente, su rostro perfecto, y esos labios carnosos, los que habían sido lo ultimo que había visto aquel lejano día de mi niñez.
Mis pies siguieron por si mismos ordenes que yo no había formulado, al poco lo que había parecido quince metros se había convertido en solo un paso cuando estuve frente a el, al lado de mi ex –novia, bajo del sol de Seúl el cual luchaba con fuerza para calentar un poco aquel penoso día.
- Tú... tú estabas en el funeral de mi madre – dije quedando a escasos centímetros de el
- ¿No llegaron mis flores? – pregunto con sorna recorriéndome con la mirada como si viera a una res yendo al matadero.
- Siwon –sshi – pregunto la que fuera mi pareja con una especia de mueca extraña en la boca – no asedies a mi cita, si lo que quieres es volver conmigo no digas cosas tan desagradables – terminó con su carita de asco, la cual a pesar de tener esa naturaleza resultaba ser la bastante tierna y reluciente, no por nada era la famosa cantante Lee Jin-Eun.
Sin embargo mi atención no reparaba siquiera en las fans que tomaban fotos de aquel extraño trío, o triángulo, no sé como llamarlo, o como mi cita se movía incomoda, lo cual solo era una pantomima para crear el efecto deseado de victima. Mis ojos solo podían recorrer una cosa y solo una cosa, él.
- Bien Siwon sshi, déjanos tranquilos – dijo ella tomándolo de la mano y alejándolo con pasos decididos.
Pero apenas había dado tres pasos cuando el hombre a su lado, aquel que me atormentara tanto con su sola presencia, se deshiciera de su fuerte agarre con un violento movimiento mostrándole a esta una verdadera cara de fastidio para sin ninguna palabra mandarla al diablo, inmediatamente después componiendo sus ropas acomodando sus cabellos y figurando en su cara como artesano una de sus magnéticas sonrisas viendo hacia mi, y después de nuevo despareciendo de mi presencia con aquel porte de príncipe encantado, aunque esta vez mi consciencia había prevalecido.
ESTÁS LEYENDO
Eternos
Paranormal"LOS CAÍDOS DEL CIELO, ENVUELTOS EN OSCURIDAD, CONSERVAMOS NUESTRA BELLEZA GRACIAS A TU ALMA PURA, NO SOMOS VAMPIROS... SOMOS ALGO CON LO QUE NO TE DEBERÍAS DE ENCONTRAR."