Cap 4 Abuso de Confianza (YeWook)

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Siempre fui un tipo débil, él era mi soporte.

Mi complexión delgada y frágil así como mi salud delicada marcó en mí un estilo de vida parecido al de un armiño, cuidándome de las especies más grandes, ocultándome en mi caparazón, desarrollando mis talentos más bien intelectuales, convirtiéndome en el típico niño sabelotodo, aunque algo vanidoso, y asustándome de cualquier cosa.

Pero él siempre estaba a mi lado Kim Yesung, mi mentor, mi tutor, mi amigo, mi...

Mi madre me dejó en sus brazos antes de morir, apenas siendo un recién nacido, poco conozco de la historia, sólo es lo que Yesung me contó alguna vez, la forma en cómo pasó siempre fue un misterio para mi, a mi Hyung jamás le había gustado hablar del tema o más bien nunca le había llamado la atención hablar de ello, así que yo tampoco lo sacaba a colación nunca.

- Pasa Hyung - dijo mi compañero de escuela permitiéndome entrar a su casa -, mi habitación esta en el segundo piso del lado izquierdo, voy en un momento.

Voltee a ver de nuevo su espalda mientras cerraba la puerta no había nada de malo en ser precavido, su halo multicolor palpitaba alegre luces bastantes confortables.

Desde los 5 años sufría de esa alucinación en cada persona, a muy pocos les había comentado acerca de esa peculiaridad mía, aunque agradecía que de cierto modo me protegiera pues sabia que aquellas personas de halos oscuros y aterradores eran personas peligrosas y siempre me alejaba de ellas, era algo sabido con los años, solia rodearme de personas de halos blancos multicolores, eran o las amables o las mas animadas que conocía, mientras que aquellos seres de halos grises oscuros y en algunos casos fiors era de quienes tenia que cuidarme siempre.

Solo conocía dos personas que no tenían ese halo, o que mas bien parecía como si alguien se los había comido. El de mi hyung y el mío, su halo era de un grisáceo polvoso como si una simple e Insulsa gota de pintura negra hubiera manchado un halo transparente igual al mío, solía pensar que en ese halo minúsculo que salía de su pecho había sólo un pecado.

Seguí las indicaciones de mi compañero de escuela adentrándome en su cuarto con no menos que incomodidad, pero él así me había indicado y después de dudarlo termine deambulando ahí, viendo la modesta cama individual y el pequeño armario librero en el que reposaban algunos objetos de valor, unos libros maltratados y algunas fotos familiares que llamaron mi atención

- Bonita, ¿verdad? - preguntó al entrar.

- Esta chica es muy hermosa – consentí.

Era la foto de una chica de más o menos nuestra edad, vistiendo el uniforme de cualquier prepa de la ciudad, cargaba un pequeño maletín en las manos y su cabello largo caía sedoso sobre sus hombros, sus rostro oval y sus ojos rasgados y esa sonrisa coqueta de sus labios, amas me habían interesado las chicas, pero eso no me quitaba el don de poder aceptar cuando una era modestamente atractiva, y ella lo era

- Lo sé, siempre pienso que no nos pasó esa belleza a mí y a mi padre por ser hombres.

- ¿Pasarla?

- Es mi abuela, la señora que estaba en el recibidor cuando llegamos.

Recordé a esa gentil anciana que nos había recibido con una sonrisa desdentada detrás de su chal raído, su cabello entre cano y su espalda curvada por los años, su piel mas bien oscura y flácida; la chica que estaba en la foto no se parecía en nada a esa anciana, salvo en los ojos que aun tenían ese toque coqueto que había perdido su sonrisa.

- Seguro que es la misma persona?

- Claro que estoy seguro es mi abuela, ahora los años la han arrugado y eso, pero era así de bonita.

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