Cap 5 Cumplimiento de un Deber [KyuMin/final]

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Desde el inicio lo supe, antes de que mis nudillos deformaran por micro segundos aquel rostro perfecto.

Mucho antes de ver como terminaba la vida de una nueva víctima, antes de empezar a seguir sus pasos entre las penumbras; él era diferente, completamente diferente al resto de los que me había topado, tan diferente como mi propia vida.

– ¿Te debo dinero? – Preguntó con un gesto enojado.
– No – conteste compungido.
–¿Te quite a la novia? – Dijo este con descaro.
– No – dije tocando mi katana con la mano tomando pose de defensa.
– ¿Una amiga? – siguió este con descaro.
– no me has quitado nada – dije yo viéndolo a los ojos.
- Ok, ¿entonces porque me golpeas? – dijo el levantándose del suelo mostrando una cara seria, la luz del callejón iluminó sus facciones con delicadeza, como cuando un lápiz de carbón se difumina sobre la superficie aterciopelada del papel, y deja mas que tonos, si no que también le pone texturas, y la textura de aquella piel era de porcelana fina y dulce de canela – Si no te he hecho nada, ¿por qué me golpeas?

– Porque debo de deshacerme de cada eterno como tú.
– Tú, ¿que sabes de los eternos? – dijo el chico y pude ver ese gesto de duda en su rostro.
– Más de lo que crees – sentí la empuñadura de mi espada en la mano y me aferre a ella con más fuerza.
– No es que sea fácil deshacerse de uno de nosotros – mostró en sus labios una sonrisa confiada –, no conozco de alguien que lo haya logrado.
– Me llamo Lee Sungmin y soy el asesino de más eternos de los que te puedas imaginar – dije fuertemente
– ¿Tú? – Repitió el Eterno con duda – ¿Tan frágil y delicado me estas diciendo que has matado algún eterno?

Más de uno... empezando por mi hermano... Sungjin.

El había sido convertido en eterno ante mis ojos hace casi 10 años, en su primer amor adolescente, así de cruel era la vida, Kim Jung hoon su maestro, lo convirtió en uno de estos seres. Poco a poco él y yo descubrimos lo que ahora era mi hermano, mientras que jamás volvimos a saber algo de su maestro, ese hombre no sólo se había llevado su alma si no también su razón de existir.

Mis padres murieron en manos del instinto del eterno que había en mi hermano, y por más que intentamos hacer algo para ayudarlo, no había nada que pudiéramos hacer, Sungjin temía convertirme en uno como él y yo temía perderlo. Un día por casualidad descubrimos como deshacernos de un eterno, y yo tuve que ver a mi hermano tomar su propia vida frente a mis ojos. Y entonces me prometí encontrar a ese hombre y terminar con su existencia... y con la de cada uno que fuera como él.

– No he sabido de uno sólo que haya sido muerto – declaró después de mi silencio profundo –, mas bien creo que estás fanfarroneando.
– No es fácil matarlo –admití – al menos mientras desconoces su punto débil.

Sangre...
Ese es el punto débil de los eternos, algo tan sencillo y de una naturaleza tan indispensable, la sangre y el alma se unen como un imán cuando un eterno ha intervenido. Por ello, la fina gota de la sangre de última victima convierte en el más filoso de los materiales a la más insulsa de las superficies, como ocurrió con aquel chico de cabellos castaño y mirada dulce que pasara la uña de su dedo sobre su garganta después se de ver el cuerpo de su amante caer a mis pies. Muerto al fin ese al que había visto semanas antes aún como humano en un sala de emergencias y así con una sonrisa de hoyuelo terminara con su vida.

O aquel chico de sonrisa deslumbrante que con aquel rostro de absoluta resignación que de sentimiento de tristeza, me entregó el fino frasco que contenía la sangre de su última víctima.. Con su semblante abatido había estirado su mano conteniendo dentro aquello que lo convertía en alguien más vulnerable que una mariposa.El amaba a su ultima víctima, no podía haber otra explicación, y el haberle quitado la vida lo había asesinado mucho antes que mi espada le atravesara.

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