Hoy se cumplen dos semanas desde que papá murió, y por si fuera poco, también es mi cumpleaños número dieciocho.
Siendo sincera, no estoy de ánimo para celebrarlo, por lo que le dije a Sam y Nick que no era necesario que vinieran a llenarme de felicitaciones, pues prefería pasar el día yo sola, sin ninguna clase de fiesta o algo por el estilo.
Al terminar de desayunar los hotcakes que Diara me preparó, le doy las gracias, me levanto del comedor y voy hacia la nevera para tomar unas cuantas zanahorias.
Después, salgo de casa y me dirijo hacia las caballerizas, deteniéndome en la primera de ellas, donde se encuentra mi yegua Rosie, una linda potranca de pelaje alazán.
Ella saca su cabeza al verme y yo le doy una zanahoria mientras le acaricio su suave hocico.
Y también le doy una zanahoria a Mr. Fancy, quien ya se ha enterado que estoy aquí con comida y se ha asomado de su caballeriza, estirando su cuello todo lo que puede para llamar mi atención.
—Feliz cumpleaños— escucho de pronto a mis espaldas, sobresaltándome y a punto de soltar un grito.
Volteo lo más rápido que puedo y me topo con Nick, quien decidió hacer caso omiso a mi petición y ahora está aquí, con un precioso ramo de rosas rojas entre sus brazos.
—Nick, casi me matas del susto— le digo con una risita. —Además ¿cómo entraste?.
Él suelta una media sonrisa de superioridad.
—Quizá le dije a tu ama de llaves que era un asunto de importancia legal.
Río ante su manera de conseguir las cosas, siempre abusando de su poder como sheriff.
Él se acerca y me entrega el ramo de rosas, el cual yo acepto con una sonrisa en el rostro. Nunca ningún chico me había regalado flores, así que es una primera vez muy especial.
Pienso que seguramente este será el único regalo, pero entonces mete su mano en el bolsillo de su pantalón y saca una pequeña cajita de terciopelo que me acelera el corazón.
—Aún falta la mejor parte— dice misterioso, poniendo la cajita sobre la palma de mi mano.
Suelto un suspiro para calmar mis nervios y la abro con cuidado, revelando un hermoso anillo en su interior. Es de oro blanco y lleva una esmeralda ovalada con pequeños diamantes blancos a su alrededor.
Brilla tan lindo que me roba el aliento.
—Es una anillo de promesa— se apresura a decir. —Y es por que prometo cuidarte por el resto de mi vida.
Esas palabras son suficientes para llenar de lágrimas mis ojos, pero esta vez de felicidad. Esto es lo más romántico que alguien haya hecho por mí jamás.
—Gracias, Nick. Es realmente precioso— le digo mientras pongo la lujosa joya en mi dedo anular de la mano izquierda.
Después, me acerco a él y me pongo de puntitas para besarlo en los labios.
—No sabes cuánto te amo, señor Goode— susurro mirándolo a sus lindos ojos verdes. Y ahora que lo pienso, creo que definitivamente su color es el verde. Tal vez por eso escogió la esmeralda.
—Yo también te amo mucho.
Nick me sonríe y acomoda mi cabello detrás de mis orejas, pues según él, le gusta cómo me veo así.
Todo esto me hace pensar en papá... en cómo siempre deseó el día en que me convirtiera en una adulta, pero no está aquí para verlo, y también en cómo deseó que tuviera una relación con Nick, y ahora que ya somos algo serio él está tres metros bajo tierra.
Es complicado pensar en todo eso. A veces mi mente se llena de demasiadas cosas.
—¿Entonces ya estamos comprometidos?— bromeo un poco con Nick, cosa que demuestra que mi ánimo va mejorando.
—No empieces, Zella. El día que yo te proponga matrimonio, pondré aún más diamantes en tu dedo. Esto es solo un adelanto.
Enarco una ceja y bajo una mano por su pecho, jugueteando con su corbata.
—No sabía que los policías ganaran tanto dinero.
—De hecho no. El sueldo es normal, pero sabes que tengo otras maneras de conseguir lo que quiero— responde guiñándome un ojo.
Creo entender a lo que se refiere, pero al mismo tiempo no, así que replico con lo primero que me viene a la mente.
—No me digas que eres un policía corrupto.
—Tal vez— dice juguetón, ladeando la cabeza. —No lo sé.
Le doy un empujón en el hombro y él retrocede como si en verdad mi poca fuerza lo hubiera desbalanceado. Pero cuando se reincorpora, me toma por la muñeca, besa el dorso de mi mano y admira cómo se ve mi anillo alrededor de mi delgado dedo.
Cuando se lo propone, puede llegar a ser muy tierno.
—Ni creas que hoy te librarás de mí— dice, cambiando a un tono más serio. —Hoy compraré comida y cenaremos juntos ¿de acuerdo?.
Yo asiento con la cabeza y suelto una sonrisa.
—Como usted diga, sheriff.
Me agrada que sea alguien con iniciativa, definitivamente tiene muchas cualidades, y cada una de ellas me encanta.
Nick suelta mi mano y mira su muñeca, revisando la hora en su grueso reloj al mismo tiempo que suelta un suspiro.
—Debo irme— me informa. —No olvides nuestra cita hoy por la noche.
—No lo haré.
Me pongo de puntitas y le doy un corto beso de despedida en los labios que nos hace sonreír a ambos.
Un poco apurado, Nick se da la media vuelta y comienza a alejarse. En su camino de salida, Mr. Fancy saca la cabeza de su caballeriza y estira el cuello para intentar morderlo, pero no lo logra, así que suelto una carcajada.
Desde lejos, Nick me mira de mala manera por burlarme, a lo que yo no puedo evitar reírme un poco más.
Con esto me queda claro que los dos chicos más importantes de mi vida se odian el uno al otro, pero no los culpo, ambos tienen la misma personalidad arrogante.
Cuando Nick desaparece de mi vista, ahora si, me dispongo admirar mi nueva y lujosa joya todo lo que yo quiera, contemplando cómo las piedras preciosas brillan bajo la luz.
Es uno de los mejores regalos que me han hecho en toda mi vida, pero no lo digo por lo material, eso es lo menos. La mejor parte de esto es el valor sentimental.
Quizá papá ya no esté conmigo, pero al menos tengo a Nick Goode, y si no fuera por él... yo estaría perdida.
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Ya solo faltan dos capítulos más para que la historia termine. ¿Están listas? 👀
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𝙿𝚢𝚛𝚊𝚖𝚒𝚍 𝙾𝚏 𝙱𝚘𝚗𝚎𝚜 [𝚂𝚑𝚎𝚛𝚒𝚏𝚏 𝙶𝚘𝚘𝚍𝚎]
Fanfiction〝 𝘈𝘴 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘴𝘢𝘺 𝘐𝘵'𝘴 𝘵𝘩𝘦 𝘥𝘢𝘳𝘬𝘯𝘦𝘴𝘴 𝘰𝘧 𝘩𝘪𝘴 𝘮𝘪𝘯𝘥 𝘐 𝘤𝘢𝘯 𝘤𝘩𝘢𝘯𝘨𝘦 𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘭𝘪𝘴𝘵𝘦𝘯 𝘵𝘰 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘩𝘪𝘵𝘦 𝘮𝘢𝘯'𝘴 𝘭𝘪𝘦𝘴 〞