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Aquella noche, Zenit volvió a dormir mal. Había conseguido dormirse, pero sus sueños estaban llenos de pesadillas. Una fue recurrente. La película de Haden pegándole se repetía y Zenit se cobraba su venganza de una forma más violenta que la apuesta que había hecho con Kevin. La venganza en sus sueños siempre acababa con la chica de Gryffindor sin vida.
Un escalofrío recorrió su cuerpo mientras caminaba por los pasillos del castillo. El destino estaba jugando con ella. Durante aquellas dos semanas, se la encontraba cada dos pasos, ahora era como si se escondiera de ella. Por la mente de Zenit pasó la posibilidad de que quizás la de Gryffindor había sido expulsada. Quizás la habían visto cómo le había pegado y Dumbledore no había tenido piedad con ella. Sin embargo, no era un movimiento típico del director. La de Slytherin iba tan centrada en sus pensamientos que un chico de quinto año se chocó contra ella y su respuesta fue empujarlo de vuelta. El chico lucía los mismos colores que ella y era visible que la túnica le quedaba grande.

-¿Qué quieres, enano? -le preguntó y vio cómo guardaba unos papeles detrás de él-. ¿Qué eso que guardas con tanto recelo? ¿Te molestaría que te los quitase? Una... venganza por haber interrumpido mi camino.

-¡Son sólo unos papeles! -gritó rápidamente y su voz se quebró-. No son míos, ¡por favor no me los quites!

Haciendo caso omiso, Zenit agarró los hombros del chico, le dio la vuelta rápidamente y le arrebató los papeles. Era en realidad una libreta de tapa dura de color rojo. Le echó un vistazo al interior y fue recibida por una caligrafía extremadamente cuidada. No había longitud de la letra o punto que hubiera sido calculado. La cerró de golpe al leer un par de líneas y darse cuenta de que estaba escrito en francés. Atravesó al chico con su mirada azul.

-¿De quién es? -preguntó.

-Es de Haden. La chica nueva. Se la dejó ayer en clase y pensaba que podría devolvérsela, pero no he podido encontrarla. Nadie ha sido capaz. Estoy preocupado, a lo mejor le ha pasado algo... -divagó y Zenit vio más claro que nunca su oportunidad.

-Vamos a hacer una cosa tú y yo. Tú, que estarás ocupado con tu T.I.M.O., te olvidarás de esto, mientras que yo le doy esto a la otra enana. ¿De acuerdo? -vio al chico dudar y hacer una mueca.

-Pero Zen... -Zenit hizo que las palabras parasen con solamente mirarlo. Nadie la llamaba así-. Zenit, perdón. Yo...

-A no ser, claro, que te guste Haden y que esto sea sólo una excusa para hablar con la de Gryffindor -ella levantó una de sus cejas y por la cara que ponía el chico, sabía que había dado en el clavo-. Qué pena que todos se enterasen, ¿verdad?

-¿A qué te refieres? -su voz tembló.

-Dame la libreta y olvidaremos que esto ha pasado, ¿vale? Voy a buscar a la otra enana -el chico suspiró medianamente satisfecho. Al menos, nadie había salido herido-. Y una cosa más... Para ser un Slytherin te falta carácter. Madura y no seas una cargar para nuestra casa.

Zenit se volvió loca para encontrar a Haden Backe. No tenía amigos a los que preguntar dónde se encontraba, y al ser nueva, a saber dónde se había metido. Con sus técnicas de alumna de Slytherin, consiguió el horario de los alumnos de quinto curso que indicaba que ellos tenían clase de vuelo. Sonrió con satisfacción, pensando que ya la había encontrado y que, de paso, les podría dar una lección de escoba a la clase. Sin embargo, cambió de opinión cuando llegó al patio y no la encontró entre los demás alumnos.

-Vonkar, ¿qué haces aquí? ¿Va todo bien? ¿Necesitas algo? -la profesora Hooch concentró toda su atención en la chica que había interrumpido su clase.

Tenía la teoría de que Rolanda Hooch tenía predilección por ella. Seguramente era porque Zenit era una de las jugadoras que jugaba más limpio, algo que no dejaba en buen lugar a su equipo. La profesora bajó de su escoba y se la ofreció:

Hogwarts sin ti [girlXgirl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora