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Tras nuestra reconciliación las cosas marcharon bastante bien entre nosotros, en verdad que era (soy) tan feliz a tu lado, sin embargo un día me dijiste que te irías a Nueva York, pues te habían ofrecido la oportunidad de exponer tus pinturas en un importante recinto. Yo te dije que me iría contigo, pero tú me respondiste "no Frank, no quiero que dejes todo por mí", sin embargo Gerard, lo único que tenía en aquel lugar era a ti. Me dijiste que no querías que dejara a mi familia, a mi banda, mi vida por ti, pero yo sólo pensaba en que tú ahora eras mi familia, mi vida entera, por lo que no te iba a dejar ir tan fácilmente.

Yo no tenía nada, una banda que tocaba en bares de mala muerte, mi madre que ansiaba porque ya me fuera de su casa, pues ya estaba "bastante grandecito", así que me decidí a irme contigo, a fin de cuentas tendría más oportunidades en Nueva York, empezar de cero nuevamente con mi música y por qué no, tocar en recintos más grandes, darme a conocer y por supuesto, estar contigo, porque mi sueño no estaría completo sin ti en él.

Así pues emprendimos el viaje y los primeros meses no fueron nada sencillos, teníamos bastantes carencias, vivíamos en un pequeño apartamento, yo tomé un trabajo de medio tiempo en tanto que el resto del día lo dedicaba a componer y tocar puertas con la esperanza de que alguien me escuchara, tú te la pasabas días enteros pintando, pues cada día te pedían más y más obras, era bastante cansado, caíamos rendidos en la cama, sin embargo fuimos felices por tenernos el uno al otro.

Afortunadamente después de la tormenta vino la calma y las cosas comenzaron a mejorar para nosotros, mi nueva banda empezó a tener éxito, y tus obras eran cada vez más demandadas, aunque tu trabajo ya no tan excesivo como al inicio.

Soñaba con darte la mejor vida, con que viviéramos en una enorme casa rodeados de nuestros perros y afortunadamente pude comprarte aquella gran casa, nos mudamos del pequeño departamento, que nos dio nostalgia dejar, pues a pesar de las complicaciones, vivimos tan buenos momentos, pues fue ahí donde empezó nuestra vida juntos.

Hoy, a cinco años de distancia de aquellos días, estás aquí conmigo, durmiendo tranquilamente a mi costado mientras yo te escribo todo esto. Me gusta verte mientras duermes, esa expresión tan dulce en tu rostro, tus labios ligeramente abiertos, tus mejillas algo sonrojadas, tus negros cabellos cubriendo parte de tu cara.

Sé que ya te lo he dicho tantas veces, pero sólo quiero que sepas que te amo Gerard Way, y que lo mejor que pudo pasarme fue encontrarte aquel día en ese parque, pues desde entonces me has hecho inmensamente feliz.

FIN  

Enamorándome de Gerard (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora