Capítulo 3: Aprendiendo

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Al día siguiente Goten se había retrasado al llegar a su cita con la señora Bulma por algunos problemas en el instituto. Mientras pensaba en una buena disculpa por su irresponsabilidad, al llegar al último piso del edificio se llevó la sorpresa de que Trunks se encontraba en su lugar de trabajo y al parecer esperándolo.

-Trunks -dijo Goten tratando de sonar lo más formal posible.

-Hola Goten, por fin llegaste.

-¿Qué pasa? ¿Esperamos a tu mamá? -tomó asiento.

-No, ella no podrá venir. Me cuesta admitirlo, pero aunque sea muy bueno en mi trabajo me falta la experiencia para manejar ese tipo de negocios grandes... Ella se encargará del caso Homare y yo... pues yo te ayudaré a que te adaptes a tu nuevo trabajo.

-Ah, ya veo -el hermano de Goten intentó fingir una sonrisa.

-¿Qué te parece si comenzamos de inmediato? Ya vamos trece minutos retrasados -sugirió el peli-morado a la vez que observaba su reloj-. Sígueme.

Ambos se dirigieron a una habitación enorme donde varios trabajadores en informática se encargaban de asistir a las varias computadoras que trabajaban allí, al parecer se trataban de una base de almacenamiento, y los enormes generadores eléctricos se encargaban de que las máquinas estuvieran prendidas las veinticuatro horas continuas.

En el centro se hallaba un tipo de computadora que no había visto jamás con una forma triangular atípica que tenía como procesadores unas especies de esferas oscuras. Trunks encendió su extraña pantalla que usaba hologramas 3D y luego de ingresar algunos datos le dijo a Goten que podía usarla.

El híbrido se puso nervioso cuando su amigo dijo aquello, no tenía idea de como manipular la computadora y por más que vio al peli-morado usarlo hace unos segundos todavía no comprendía cómo era su funcionamiento.

-¿Qué pasa? -sonrió Trunks-. Pareciera que jamás habrías usado una de estas.

-Pues... la verdad es que... no. De hecho jamás había visto esta clase de maquinas en mi vida -tragó saliva.

Trunks comenzó a burlarse y le preguntó que si hablaba en serio. Dejo de reír cuando se dio cuenta de que así era.

-Imagino que lo primero que tendré que hacer es enseñarte cómo funciona -suspiró el hijo de Vegeta.

Goten ya había pensado anteriormente que a lo mejor él y Trunks no eran realmente buenos amigos y ahora parecía estar confirmando esta teoría. Seguro el hecho de que todo el tiempo se la pasaban jugando no le dejó explorar más la verdadera personalidad del peli-morado. Ahora se daba cuenta de que parecía ser el tipo de persona que constantemente estaba analizando cada detalle con la mirada.

A todo lo que le iba indicando debía aceptar sin rechistar y con una sonrisa fingida si no quería demostrar sus verdaderos pensamientos. Al final de cuentas pese a todo lo dicho tenía la mala costumbre de pensar demasiado en algo cada vez que se le metía una idea en la cabeza y esto de que Trunks ya no es su mejor amigo quizá sólo se trata de una más de sus exageraciones.

Cuatro horas después... y trece minutos más para compensar el tiempo perdido, los dos amigos terminaron con el trabajo de hoy, que más que nada consistía en aprender a manejar la máquina principal se dispusieron a marcharse.

-Oye Trunks, ¿qué harás esta noche? -preguntó el pelinegro a la vez que se quitaba la corbata para descubrir su cuello.

-Pues... estoy muy ocupado. ¿Qué querías hacer?

-Nada importante, olvídalo.

-Hace mucho que no jugamos el Competition Karts -dijo Trunks.

-Cierto... cuántos años pasaron -rió-, ese juego lo disfrutamos mucho de niños ¿no?

-Sí... ¿quieres jugarlo en mi casa?

-¿No estabas ocupado? -dijo Goten extrañado.

-La verdad es que mi madre me dijo que me tomara unas pequeñas vacaciones aprovechando que debo guiarte para tu nuevo trabajo... Dice que ultimamente he estado muy estresado con el trabajo.

-De acuerdo, vamos a jugar entonces. Llamaré a mi madre para indicarle que llegaré un poco tarde hoy.

Hecha la cita en casa de Bulma los dos jóvenes jugaron al dichoso juego de carreras y otros títulos competitivos. A Trunks le sorprendió mucho la habilidad que tenía Goten, antaño siempre terminaba perdiendo en la mayoría de videojuegos y debía dejarlo ganar de vez en cuando para no hacerlo sentir mal, ahora inclusive tenía personajes que manejaba muy bien y trucos bajo la manga. De esa forma lo que debían ser dos horas de diversión se convirtieron en una pijamada en la que apenas lograron pegar los ojos unas cuantas horas.

Al día siguiente Goten logró despertar a duras penas a las ocho de la mañana y ya se le había hecho tarde para llegar al instituto, hecho un remolino salió de la Corp. Capsula con el traje formal con el que se suponía debía usar solo para el trabajo y llegó a clases muy cansado, sin desayunar siquiera y peor aún muy soñoliento. Sus compañeros de clase se burlaron de él por vestir de forma tan elegante y hacían menciones de que no podía esperar para la fiesta de despedida.

Los problemas de ayer regresaban y el saiyajin debía seguir arreglando su tesis para la presentación final. Aunque a diferencia de los demás días se quedó dormido mientras revisaba el documento de cinco mil páginas.

-Goten... Goten...

-¡¿Qué pasa?! -el chico despegó la cara de la mesa asustado.

Se trataba de Issa. Ella lo vió sorprendida por su extraño comportamiento, no recordaba la última vez que lo vio tan cansado sin ninguna razón aparente.

-Ya todos se fueron -dijo la morena-, también deberías ir a casa... ¿No estabas haciendo unas entrevistas de trabajo en la Corp. Capsula?

-¡Sí! ¡¿Qué hora es?! -dijo a la vez que se arreglaba el cuello.

-Son las una todavía.

-¡Oh, no! ¡No me dará tiempo para regresar a casa para comer! -revisó su celular y tenía como cincuenta llamadas perdidas- ¡Demonios, tengo que irme ya!

-¡Oye espera!

-¿Qué pasa? -detuvo su carrera de guardar sus cosas.

-Quiero hablar contigo... Goten...

-Eh... sí bueno, yo, claro Issa...

-Podemos ir a la cafetería si quieres, para que... podamos comer algo mientras hablamos.

-Comer... ¿algo?

Recordó las palabras de Bulma y no vió mejor momento para explicarle sobre su descendencia saiyajin y quizá... también de sus habilidades.

Ya cuando estaban en el comedor justo antes de que Goten pudiera hacer su pedido de comida Issa habló y le dijo que debían hablar de su mal comportamiento en casa de sus padres. El pelinegro se quedó algo confundido al oír esto, justo cuando estaba a punto de pedir su montaña de comida ella le dijo esto. Tenía sueño, estaba cansado y tenía mucha, muchísima hambre.

Se dignó a ordenar la insignificante cantidad de tres raciones de arroz con queso acompañados de un pollo entero frito, un bol de ensalada de papas y dos litros de jugo, preguntó a Issa si no iba a servirse nada quedando ella sorprendida porque pensaba que había ordenado para los dos y aún así se trataba de mucha comida.

-No -dijo enfadada.

Estando en la mesa él no podía esperar a poder comenzar a comer, pero su supuesta novia no paraba de mirarlo con furia. Goten suspiró y se dispuso a explicar lo que había sucedido aquel día.

Gracias a Mr. Satán ya no tenía que ocultar tanto sus poderes como antes, sólo la transformación del super saiyajin, aún así no sabía como iba a reaccionar Issa con esta noticia.

El joven dejó su cansancio de lado y también su hambre y se llenó de valor.

Una última fusión y es todo (Dragon Ball GT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora