Una última fusión y es todo (Dragon Ball GT)

Capítulo 14: Recuerdos

Un entrenamiento sencillo dijo Piccolo... Nada más alejado de la realidad...

Lo primero una ropa que pesaba más de seis toneladas en total, después un pequeño calentamiento que sólo debía consistir en golpes y patadas entre ellos. Luego de hacer esto por más de cuatro horas seguidas lo siguiente era combates reales contra Piccolo hasta que llegara la hora de comer al medio día. El resto de la tarde la pasarían meditando controlando su Ki bajo el ardiente sol levantando una montaña completa debajo de ellos o a veces también debajo del agua, más refrescante, sí, pero más complicado de mantener.

Piccolo no veía desaprovechado su tiempo. Gohan era el único con el que podía seguir un entrenamiento duro ya que Goku y Vegeta eran demasiado fuertes para él. Luego de ellos no había ningún oponente que fuera capaz de seguirle el paso.

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Tenía muy claro que el entrenamiento físico no los ayudaría demasiado gracias a la habilidad innata que poseían los saiyajin de volverse fuertes así que trabajar en lo mental era lo ideal para los dos jóvenes, sobre todo por la actitud tan inestable que tenían.

Se preguntaba si Goku y Vegeta habrían pasado alguna vez por esa fase ya que a Gohan siempre fue bastante tranquilo o sería este el resultado de una vida pacífica en la ciudad.

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Así pasaron cuatro días desde que comenzaron. Nada comparado a lo que les quedaba por delante, teniendo en cuenta que el esfuerzo que hacían a cada minuto era agotador. Sólo podían descansar a la hora de la comida y cuando dormían.

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La hora de la cena había llegado y los tres se sentaron a comer juntos el pescado y las frutas que recolectaron entre los dos.

Ya no había rencores entre los chicos desde entonces y parecía que habían olvidado su pleito, lo cierto es que lo único que estaban haciendo era ignorar lo que sucedió y de vez en cuando sólo intercambiaban diálogos sin importancia entre sí.

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-¿Ya pueden transformarse en super saiyajin a voluntad o siguen teniendo el bloqueo de Ki? -preguntó Piccolo.

Ninguno se animó a responder.

-Ya veo que todavía no lo lograron... Goten.

-¿Sí?

-Dime desde hace cuándo es que no te transformas en super saiyajin.

-No estoy seguro, hace más de medio año que no lo intento. La última vez que lo hice fue cuando tenía que llegar pronto a una importante exposición de mi trabajo.

-Me refiero a que me cuentes desde qué momento notaste que ya no podías transformarte.

-Recuerdo que una vez intenté convertirme en super saiyajin sólo para jugar un poco con Pan, pero... no lo logré a la primera... Me preocupé un poco cuando pasó... pero no hice mucho caso ya que estaba ocupado con mis estudios.

El joven estaba cabizbajo con los codos apoyados en sus rodillas. Trunks no pudo evitar sentir empatía con él. No sabía que tenía este problema desde hace tanto tiempo.

-¿Y tú Trunks? -preguntó Piccolo viendo que Goten ya no tenía más que decir.

-Pues... lo mío es reciente -respondió el peli morado-. Pasó cuando nos vimos allá, ese día que cayó el meteorito.

-¿Por qué crees que pasó?

-Eh... E...es... Es por el estrés, mi madre también piensa lo mismo, hasta me dio unas vacaciones que... -desvió su mirada a un costado- se supone debí haber tomado.

-¿Estrés? Supongo que son cosas del trabajo.

-Sí. Yo creo que este entrenamiento me ayudará a relajarme -dijo pensando en lo duro que resultó ser-, o al menos a dejar de preocuparme tanto en la empresa.

Goten lo miró de reojo al escuchar esto último. Y era justo lo dicho, apenas habían hablado estos días y no sabía lo duro que podría estar resultando estar a cargo de una empresa tan grande a esa edad, aunque Bulma hace gran parte del trabajo él apenas tiene 19 años, seguro que es muy difícil a pesar de que es un genio.

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-No sabía que estabas pasando por eso Trunks -se animó a hablar Goten-, si lo habría sabido... no me habría portado tan fastidioso contigo cuando me enseñabas a usar esa ridícula computadora -sonrió.

-En serio debí haber tomado esas vacaciones -acompañó su sonrisa.

-Cierto... no eres el mejor maestro que digamos.

Ambos rieron recordando cuando eran niños.

Aquella vez Trunks escribió un largo diálogo que usarían los dos para enfrentar a Majin Buu, hablaba de como habían entrenado para perfeccionar su poder, lo fuertes que se habían vuelto y como tomarían venganza por todo lo que había hecho el monstruo para finalmente detallarle paso a paso como lo derrotarían.

Habría sido un largo discurso de más de diez minutos, sin embargo Goten no era capaz de aprenderse sus líneas. Para el pequeño genio no era ningún problema memorizar esas más de 500 palabras de unas cuantas leídas, pero para Goten...

Al final tuvo que reducir todo a sólo un: "¡Tantarán!" "'¡Tarán!", "Te estábamos esperando..." "Majin Buu", "Este será tu final..." "Majin Buu". Y pesé a que no estaba muy satisfecho con ello en el momento que se vieron cara a cara con el monstruo salió perfecto y lo festejó.

-¡Ese iba a ser un discurso muy aburrido! Qué bueno que no pude memorizarlo -dijo Goten en tono burlón.

-¿Aburrido? Era lo más profundo y épico que pudo haber escrito un niño de ocho años -rio también.

Piccolo no pudo ocultar su sonrisa al recordar ese momento en el que el destino de la Tierra dependía de un par de niños juguetones.

El destino los había llevado a ese momento tan crítico y pese a lo peligroso de la situación cometieron errores fatales que pudieron provocar la destrucción de todo el universo, pero qué se podía hacer, eran sólo unos niños

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