Harry y James Potter

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Cuarto año, Hogwarts

Sentirse abrumado era poco, ahora comprendía muchas cosas de las que deseaba no hacerlo. Se sentía pesado por no poder decir nada, pero sabía que pronto todo sería descubierto.

James había exigido saber, lo acepto sin más y a pesar de eso, había tomado un poco de distancia por la enorme ola de información.

Harry no.

Harry trato de acercarse más, parecía acechador. Un cazador buscando su presa.

Poco le importo que Cho saliera con alguien más, porque las cosas eran distintas ahora que sabía la verdad por completo. Se sentía tan idiota al no haberse dado cuenta.

¿Cuándo siquiera fue que pasó?

Recordaba que Malfoy se burlaba de él y hace unas cuantas horas le había confiado su mayor secreto a pesar de que él sólo quería disculpase.

Quería pensar con mayor claridad, pero le era tan difícil que solo llegaba a la misma pregunta a su mente: ¿Cuándo pasó? ¿Cómo pasó? ¿En qué momento sucedió? ¿Por qué él?

Se giro en su cama, buscando una posición más cómoda. Fue mala idea. La peor de todas. La ventana era iluminada levemente por el agua cristalina y la luz de la luna desde lo más alto, incluso más que la torre de Ravenclaw.

Y ahí iba de nuevo.

“Duele querer a alguien que jamas te va a querer”, había dicho Draco. Se movió nuevamente antes de cerrar sus ojos con fuerza.

—Harry...

—¿Mande?

—Deja de moverte tanto, somos cuatro, pero se oye la cama. Y dudo que hayas empezado una vida sexual activa cuando no tienes pareja o algo similar.

—Neville ni Blaise no ha dicho nada.

—Neville nada lo despierta. —Susurro Blaise, uniéndose a la conversación a través de susurros. —Mira. ¡Nev, Nev!

Harry soltó una risa al oír el quejido de Blaise por la almohadilla que Neville le había aventando.

—Dejen dormir.

—Es culpa de Harry.

Neville se puso de pie, con un ágil movimiento de varita la habitación tenía más luz. La sonrisa de Harry cayó al ver la fotografía de Draco y él en el playa. Se sentó de golpe antes de bajarla para no verla. No sabiendo como sentirse con tal información.

—¿Fue por tu rechazo?

—Cállate, Blaise.

—Cuéntanos que te trae mal.

Negó con la cabeza antes de apagar las luces con su varita y cerrar los doseles de su cama.

—El mal humor se nos va a pegar, es mejor que lo saquemos de la habitación antes de que nos pase lo mismo. ¡Auch!

—Déjame dormir. ¡No, imbécil, es mi almohada! Bueno...

La queja de de Blaise, el sonido de beso exagerado y la risa de Tom, le hizo sentirse peor. No podía decir nada por miedo a que humillaran a Malfoy ni tampoco podía disfrutar ese momento por las dudas en su cabeza.