Capitulo 18

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Pasaron dos días, el ambiente en la estación estaba tranquilo hasta hace unas horas, donde se encontraba el comité teniendo una reunión en la cual estaban discutiendo si le iban a dar la pena de muerte a Abraham Short, cosa que lo encontraba ilógico porque la pena de muerte en Estados Unidos se permite, en estos casos, para los genocidios, y aunque fuese así, estoy segura de que ese chico es inocente y no soportaba la idea de tenerlos a unos pasos de mi hablando acerca de matarlo.

Sobre Harry, no he tenido contacto con él desde el beso que nos dimos, mi brigada de trabajo tenía la leve duda que efectivamente quizás estábamos investigando a la persona equivocada por el hecho de que a pesar de lo que se muestra en las fotos en acto sospechoso, no había nada que nos dijera que sí había algo en las manos de Harry.

Cada día me estresaba más.

Salía de la estación temprano, eran las cinco de la tarde, me despedí de todos los que estaban más cerca y me retiré, no había traído mi auto para así dar un pequeño paseo por el centro de Boston, tenía unas ganas de tomarme un café de los que preparaban en Madeline, de esos que devuelven hasta el alma, sobre todo con este frío que hacía.

Llegué a la cafetería y allí estaba ella, me saludó agitando su mano y me acerqué a su mesón.

—Hola, preciosa— estiré mi cuerpo para llegar a su mejilla y saludarla.

—Hola Rebecca ¿Cómo has estado?—me preguntó.

—Muy bien, Mad ¿Cómo has estado tú luego de lo que pasó hace poco acá fuera?—le pregunté con voz de preocupación.

—Me cerraron solo tres días el local pero no encontraron nada aquí, supe que fue el hermano el que lo hizo, pero te digo algo...—ella se inclinó hacia mi y bajó la voz— no creo que sea así, mi niña, porque él siempre pasaba por aquí luego de su trabajo a llevarse un cafecito, yo lo conozco, siempre fue un buen chico—explicó con una expresión de tristeza, yo le sonreí apenada y sobé su brazo suavemente para "tratar" de consolarla, se notaba que estaba afectada por el tema.

—Lamentablemente no puedo hacer mucho, no estoy a cargo de eso— le comenté, ella asintió con la cabeza.

—A todo esto, Ethan ni se ha aparecido por acá — informó.

—No te preocupes más por eso, decidí dejar ese tema de lado y enfocarme en lo que me corresponde, sé que mis compañeros lo solucionarán.— expliqué.

Me encaminé hacia una de las mesas en mi lado favorito, junto. Esperé unos segundos hasta que un mesero se acercó para anotar mi pedido, le dije que quería un capuchino con sabor a vainilla y dos de azúcar pensé en, pedir algo para comer pero me arrepentí al instante, prefería llegar a casa para hacerlo más cómodamente.

Cuando el mesero se retiró, junté mis manos y las sobé una a la otra para provocar algo de calor en ellas, en estos momentos son los que me arrepiento de no haberme comprado los guantes que vi el otro día en el centro comercial que estaban divinos; tenía las manos rojas del frío, me las guardé entre los muslos para producir más calor en ellas.

Siempre digo, si tengo las manos heladas, tengo todo el cuerpo helado, y si las tengo tibias, el cuerpo se me tempera.

Escuché el sonido de la campanilla de la puerta y por instinto miré.; allí entraba este personaje que quería evitar ver desde hace tres días atrás, se acercó directamente a saludar a Madeline, empezaron a conversar un tiempo corto hasta que su mirada se encontró con la mía, quité de inmediato el contacto con sus ojos y miré nuevamente hacia la ventana, tratando de sacar el nerviosismo que se había producido en un segundo a otro de mi cuerpo.

En un pequeño momento de salvación, me trajeron mi capuchino; agradecí a la persona con una sonrisa y aproveché de pedir la cuenta de inmediato ¿por qué? porque quería salir lo más rápido posible de aquí.

Harry  |h.s| |1 Libro|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora