Capitulo 21

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Abrí los ojos lentamente, aún mis párpados estaban pesados, tenía unas ganas inmensas de no despertar en como veinte horas más para descansar lo que correspondía, pero no estaba a mi favor estar en un hogar que no era el mío e irrumpiendo en la cama de otra persona.

Sentía la tensión de mi cuerpo en cada movimiento que hacía, tenía que irme de aquí pero tenía latente las heridas de la noche anterior, mi labio inferior estaba palpitante a pesar de que con lo que sucedió anoche fue lo que menos me importaba, he aquí las consecuencias.

Levanté mi cuerpo de la cama, la habitación escasea de luz, miré tras la ventana y el cielo estaba nublado, las hojas de los árboles emitían ruido al chocarse unas con otras, como siempre luego de una lluvia intensa.

No vi mi vestimenta por ningún rincón, no podía irme con la ropa de Harry que ni siquiera tenía la seguridad de que iba a llegar con ellos a casa ya que en cada segundo sus pantalones se me caían y no podía avanzar sin tener una mano sujetándolos. Pero por el momento no podía usarle más ropa así que no tenía otra opción.

Salí de su pieza con lentitud, intentaba moverme lo menos posible para aminorar el dolor de los músculos, no tenía mi celular por lo tanto no sabía qué hora eran, escuchaba desde el baño el agua caer, lo que me indicaba que Harry se estaba dando una ducha. Era mi oportunidad perfecta para salir de aquel lugar antes de morir de la vergüenza.

Mis ojos se posaron en la mesa de comedor, donde encima de ella estaba el cheque que me había entregado Mark ayer, cosa de la cual me había olvidado completamente. Lo revisé con mayor detención, estaba el nombre de Mark junto a una excesiva cantidad de dinero. Mordí mi labio inferior, observando su nombre en él.

Mark Baker

¿Baker? Recuerdo que el trabajador que se encargó de lastimarme lo había llamado por Daniels, pero quizás es un sobrenombre para ocultar su identidad.

Tan ensimismada en mis pensamientos acerca del terrible incidente que ocurrió, no me di cuenta que Harry ya había salido del baño, me giré para verlo y sus ojos se encontraron con los míos, tenía sus rulos goteando agua, una camisa azul marino húmeda por lo que creo era por el vapor del baño, pegada a su cuerpo y unos blue jeans levemente rasgados en sus rodillas.

Oculté el cheque tras mi espalda sin soltar el borde de mis pantalones con la otra mano. Su mirada se desvió hacia el movimiento de mi brazo. Alzó una ceja.

—¿Así que aceptaste el dinero de ese idiota?— preguntó, pasándose la toalla por el cabello.

—Si— no titubeé en decir, dejando de ocultar tal papel y poniéndolo encima de la mesa nuevamente —prefería eso antes de que me matara— afirmé.

—Entonces caíste en su trampa— comentó.

Él cayó en la mía.

—Si con eso salvaría mi vida, no me iba a arriesgar— aseguré.

Él arrugó su nariz y dejó de removerse el cabello, se acercó unos pasos y colgó la toalla en una de las sillas que se encontraban a mi lado, su cercanía me hizo tambalear un poco y recordar lo que había sucedido hace unas horas, mis mejillas entraron en calor, Harry al notar mi reacción ladeó una sonrisa fanfarrona.

—¿De qué te ríes?— le pregunté tratando de parecer molesta.

Aplastó sus labios, alzó sus cejas y negó con la cabeza. Retrocedió.

—No pensé que te ibas a despertar tan tempano ¿Quieres desayunar?— me ignoró completamente y se dirigió hacia la despensa de la cocina, dándome la espalda. Me di el tiempo de observar el reloj de pared, eran casi las ocho de la mañana, definitivamente no había dormido nada.

Harry  |h.s| |1 Libro|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora