S[he's] not [broken] [because] [she] be[lie]ve[d]

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Rosie ya no podía configurar porque ese lugar se llamaba Edén Divino, y un poquito ahora podía ponerse en el lugar de ese delantero de primer año que aseguró el lugar era un infierno.

—. ¡Eh, me parece que escuché algo por aquí!

Se apretujó más en el interior del tronco, ese que era su más reciente escondite. Desde que escuchó la voz de alarma cortesía de los megáfonos que tiraban oxido de lo gastado que estaban, su instinto de supervivencia la había metido dentro de la primera cosa donde su cabeza cupiese y de ahí no se había movido.

Tenía miedo de sacar la cabeza, porque pisadas que iban y venían no paraban de escucharse. Solo recién de cinco minutos se escuchaban las de una sola persona. Abrió los ojos cuando una voz familiar llamó a su nombre.

-. ¿Arti?

Doug se volteó en el sitio, siendo el único que escuchó esa voz de puro milagro. Pensando rápido, se giró a su capitán y otros compañeros de equipo.

—. ¿Saben? Usualmente los criminales siempre vuelven a la escena del crimen. Deberían fijarse en la sala de ping pong.

—. ¿"Deberían"? ¿No vienes?

—. Yo me quedaré aquí a ver si logro verla. De hacerlo, pego el grito.

—... muy bien, seguiremos tu sugerencia—. Y el capitán de McArthur se giró a su otro compañero—. Y tú que creías que nos iba a traicionar. Andando.

Cuando se perdieron de vista fue que Rosie se animó a salir.

—. Gracias.

—. No me las des—. Se le notaba hastiado de sus propias acciones, agarrándose el pelo por no entender por qué lo hizo—. Me convenía más haberte delatado, asi quedaría fuera de problemas.

—. Pero no lo hiciste, eres mi héroe~

Doug sonrió, orgulloso de ser el héroe de alguien. Y fue una sonrisa tan genuina que Rosie tuvo la necesidad de fotografiarlo allí y ahora.

Con la mala suerte de que aun tenía el flash puesto.

. ¡Eh! ¿Vieron eso?

. ¡Era el flash de una cámara, está cerca!

Inmediatamente dos imperiales aparecieron, y Doug le dio un claro mensaje con la mirada.

Rosie asintió, pateándolo en la rodilla para luego huir, agradeciendo internamente el sacrificio de su amigo.

—. Desgraciada, el mensaje era empujarme, no había necesidad de esto—. Susurró—. ¡AY, COMO DUELE!

¿Saben que dolían más? Los pulmones de Rosie. La chica era una basura en deportes que involucrasen correr mucho, eso ni su instinto lo podía resolver. Ni estar siendo perseguida por los tres imperiales del Poderosa Fe la motivaba un poco.

Se estaba cansando, era más que obvio lo que estaba a punto de sucederle, ¿No es así? Literal estaba en la línea directa de Beyond.

—. ¡Ya te tengo!

Aunque en un parpadeó desapareció de su vista.

—. ¿¡Qué cojones!? —. El capitán del Poderosa Fe se quedó difuso, parpadeando chiquicientas veces y encima con la boca tan abierta que le entró una mosca—. ¡Ugh, que asco! —. Miró a sus compañeros de equipo que se reían de él—. ¡No se queden ahí parados! ¡Tú a la izquierda y tú a la derecha! Yo iré de frente...

¿¡Rosie es una Imperial!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora