Después de todo. (Minho fanfiction)

Capitulo 16: Nada.

Éste capitulo está dedicado a mis dos mejores amigos, Javier y Ángel. Desde siempre están tercos de que los inclusa aunque sea en un capitulo, así que aquí está al fin jajaja♥

Y si bien, ellos dos tienen desde que llegamos aquí de relación, la llama de sus peleas siempre está viva.

Por una pequeñez o... Bueno, de hecho siempre pelean solo por pequeñeces.

-¿Así que no irás ésta noche a tu casa?

-No, no quiero verla por lo menos hoy.

-Que orgulloso.

-Tu serías peor.

-Tienes razón.

Reimos.

Es bueno tener a Thomas cerca, desde que se fue Newt, solo lo tengo a el. Y a Gally, pero no es lo mismo. Tampoco con Jorge.

Nos fuimos tarde a dormir, porque realmente tenemos demasiado de que hablar.

﹏﹏﹏﹏﹏SUEÑO DE MINHO.﹏﹏﹏﹏﹏

El bosque es espeso.
Teniendo en mente lo que vamos a hacer, incluso tiene un toque fantasmagórico y macabro.

Llevan bien amarrado al pequeño niño. Dos chicos (Uno de tez blanca, alto y delgado y otro con piel un poco mas tostada, pero incluso mas alto y mas delgado que el otro) lo llevan por las cuerdas que han amarrado en sus extremidades.

El niño ruge, gime, grita y se retuerce inhumanamente para intentar liberarse, pero es en vano, es muy pequeño y muy débil.

-Gally, ven... -hago un gesto hacia el, y viene en seguida- ¿Quienes son los chicos que traen al infectado?

-Son voluntarios. Sabía que nosotros seriamos incapaces de asesinar al niño, ellos se ofrecieron. No te preocupes, son buenas manos. El mas alto se llama Anthony, el otro Xavier. Anthony se dedicaba a estudiar el comportamiento del virus, creo que estaba en el equipo de Hope o algo así -"gracias por la información de que hay compañeros tuyos, Hope" pienso sarcasticamente-, Xavier era un ciudadano inmune que tuvo la mala/buena suerte de ser raptado y puesto en el laberinto por CRUEL. -interrumpe su habladuria- Creo que éste lugar está bien, ya estamos muy apartados.

-Si crees que es lo mejor, que así sea.

-Traigan al infectado.

Los dos tipos (Un poco mayores que yo, quizá unos 28 o 29 años) ponen con delicadesa al niño frente a un árbol y lo sujetan bien a el. Demasiado bien, diría yo.

El niño sigue con su rudo e hipnótico vaivén.

Y todo pasa en un segundo.

Xavier.

Arma.

Anthony.

Arma.

Xavier.

Pecho.

Anthony.

Cabeza.

Xavier. Anthony.

¡BANG!

Y el gruñido de pronto desaparece.