4.

1.3K 40 36
                                    

Las chicas ahora se hallaban sentadas en la alfombra en centro de la habitación, cubiertas por una sábana y con la linterna en el piso al lado de ellas para que pudiera iluminarlas sin que la luz les pegara directo a la cara. Giulia incluso había traído unas galletas que se robó de la cocina para escuchar más a gusto la historia

-¿Segura que quieres seguir oyendo?- preguntó Luca. -Las cosas se van a poner un poco... intensas-

Su amiga que a estas alturas ya estaba más intrigada que asqueada respondió afirmativamente -Si, ya me dejaste con las ganas por tu forma de contar las cosas a cachos.-

La castaña se rió -Bueno, bueno, está bien.- aclaró su garganta y luego continuó con su historia.

-Después de ese día Alberto y yo seguimos haciendo eso de vez en cuando por...ya sabes, por diversión- la cara de la monstrua se tornaba roja al recordar esos momentos. -Pero yo seguía preguntándome qué podía hacer para voltear mi cola y estar normal, hasta que se me ocurrió una idea que ahora se que suena tonta, pero que en su momento me hizo sentir como una genia. Recuerdo que eso pasó justo el día que logramos montar nuestra Vespa sin que se rompiera...-

Ambos monstruos se encontraban relajándose junto una fogata en la cima de la torre al atardecer, descansando del agitado día que habían tenido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Ambos monstruos se encontraban relajándose junto una fogata en la cima de la torre al atardecer, descansando del agitado día que habían tenido. Luca, en su mes de estancia en la superficie, hasta ese entonces no había visto con atención esos puntos blancos tan lindas que iban envolviendo al cielo como una manta conforme se acercaba la noche. Se volteó hacia Alberto, que tenía recostada la cabeza sobre los brazos y recurrió a él para responder sus dudas.

-¿Qué son esas lucecitas?-

-Son anchoas, ahí es donde duermen.-

Luca se levantó un poco e intentó enfocar su vista en ellas, pero no logró distinguir nada, mucho menos anchoas.

-¿En serio?- dijo arqueando la ceja,

-Si, y el pez grandote las protege- respondió Alberto mientras le señalaba el círculo grande que se hallaba en medio de todo. -Lo toqué una vez, se sentía como un pez.-

La castaña se sentó y continuó mirándolas, hechizada por su belleza.

-¡Guau! tu vida es mucho más emocionante que la mía. Nunca he viajado, solo sueño que viajo.-

-Ya subiste aquí-

-Con tu apoyo- dijo mientras volteaba a mirar al chico -Porque si no jamás hubiera conocido esto.- Luca se puso de pie y volvió a ver el cielo, entonces sus ojos se enfocaron en el pez grande que le había indicado Alberto.

-¿Sabes? Creo que en cierto modo eres como un pez grandote para mi-

-Oh ¿y eso por qué?-

-Porque tu también siempre me estás guiando a mí ahora que estoy prácticamente en un mundo nuevo.-

A LA INVERSA  [Luberto] [LucaGenderbend] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora