Bola de Fuego

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Sabemos de poetas
que faraónicamente
han intentado
ofrendarle su pluma.
Divinidades que se llamaron
descendientes de su grandeza.
Milagros, plagas,
sequías, amaneceres,
energía y caos.
Todo se le ha sido adjetivado
a su deseo y obra.

Eufórica una estrella
de haberse tragado
todo el gas y todo el polvo que hubiese,
se dispuso a alcanzar su cénit cúspide
privando a sus pares de posible suerte;
Así como la historia,
ignoró toda lucidez cósmica
y, cual profano embaucador
saboreó la luz antes de tiempo.

La oscura materia
que rige y domina el espacio-tiempo
dejó abalanzar su justicia
y su ley contra el oprobio.
Eones acechando fueron suficientes
para advertir la osadía de la estrella.
Una nube floreció
aprisionando al falso rey;
una nube le mandaron como escarmiento.
Y quedó la bola de fuego
sentenciada a girar en la perpetuidad,
condenada a compartir toda la luz
que pudo tragar.
Toda la inocente luz.
Por los siglos de los siglos.
El Sol está maldito.

Poemario GalácticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora