𝘽𝙄𝘽𝙇𝙄𝙊𝙏𝙀𝘾𝘼

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Narra Agustin:

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Narra Agustin:

Tan solo 4 dias habian pasado desde que llegamos a San Onofre, pero en este lugar los segundos se sentian minutos, los minutos se sentian horas y las horas se sentian como días enteros. Todavía no puedo comprender como es que sigo estando acá, ¿por qué estoy yo? ¡No es culpa mía que mis padres murieran! Yo no pedí nada de esto, no pedí la muerte de mis padres y mucho menos el que mi tía me odiara.

Me dolia la cabeza, tenia hambre y sueño, una combinación lo bastante fea como para que hasta Mauro se diera cuenta de que si hacia una broma pesada conmigo, probablemente terminaria llorando desconsoladamente contra su brazo. Tenia un combo de emociones que me mantienen al borde del llanto constantemente.

No queria salir de mi cama, me gustaría quedarme todo el día en la cama cucheta esta, aunque sea como dormir en camas de piedra, esto era lo único "normal" que habia dentro de San Onofre, asi que quería aferrarme a esa idea chiquita de un hogar. Todo se arruino cuando Mateo apareció junto a Paulo con una taza de té y una bandeja con pan con manteca, por más que la intención de ellos era linda, no quería verlos.

— Vayanse, no me jodan. – dije apenas los vi pasar por el umbral de la puerta y en seguida me di vuelta en la cama.

— Daaa, no seas gil Gus, además mi novio me mata si vuelvo y le digo que no desayunaste. – dramatizo Mateo, como siempre.

— Tenes que comer, el desayuno es la comida más importante, Gusti.

La ternura y paciencia con la cual habló Paulo me hizo hacer un pucherito, de repente mi vista se nublo y quería llorar. No deseaba estar ahí, quería que mi tia llegara y me dijera que esto solo era una broma, una de mal gusto.

— Dale, come. Además, Matu te tiene una noticia importante.

— ¡Es verdad! Te va a gustar, confia en mi y desayuna, por favor. – ahora Mateo estaba haciendo pucherito, asi que no pude negarme y empecé a desayunar.

Mateo y Paulo se quedaron en frente, esperando a que me comiera todo el desayuno ya que la mañana anterior había vomitado la mitad del desayuno. Algunas veces estos dos podian ser muy pesados con el tema de las comidas.

Después de tomar el ultimo sorbo de mi té y de meterme un bocado grande de pan con manteca, decidi hablar.

— ¿Que me tedian que dedir? – comente mientras masticaba, ganando una mirada graciosa de Mateo y una de reproche de Paulo.

Esperaron a que terminara de comer y después si me hablaron, dándome la noticia Matu.

— Estuve hablando con Milo, mi mejor amigo, el me dijo que San Onofre tiene una biblioteca, es chiquita pero sé que a vos te encanta leer asi que pensé que podía decirle a Milo que te llevara a buscar libros. – la emoción de Mateo se reflejaba en sus ojitos, creo que estaba más emocionado que yo por decirme ese gesto.

𝐌𝐀𝐑𝐆𝐈𝐍𝐀𝐋𝐄𝐒 (ᵐᵘˡᵗⁱˢʰⁱᵖᵖˢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora