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La primera noche para el grupo de nuevos amigos habia llegado con demasiada rapidez, por más que el lugar sea denominado como "reformatorio", los ocho adolescentes lo sentían como una cárcel, tan solo le faltaban los barrotes para que en verdad fuese una.
Se les asigno la habitación más grande del reformatorio, la cual constaba de cuatro camas cuchetas (por si no saben, son literas/camarotes, básicamente dos camas situadas una encima de la otra) para que pudiesen dormir, un colchón para cada uno, que era bastante deplorable, una almohada, unas sabanas algo desgastadas y dos frazadas (mantas) para las noches de frío. En el resto de la habitación no habia mucho más, dos roperos para poner la ropa que habían traído y tenian un ventanal que daba al patio del penal, asi que podían ver a los presos cuando salían a la villita que se había formado en el patio.
El primero en quejarse fue Manuel, después de todo en casa no le hacia falta nada, algunas veces hasta les sobraba, asi que el cambio le habia afectado.
— Bueno... Esperemos salir pronto, ¿no? – comentó mientras se rascaba la nuca y dejaba sus cosas en una de las camas de abajo, ayudando después a su novio a poner sus cosas en la cama que estaba arriba de la suya. — ¿Ustedes cómo se van a acomodar?
Después de una charla bastante corta Paulo y Mauro se quedaron juntos, Mau estaría en la cama de arriba y Pau en la de abajo. La próxima pareja fueron Joaquín y Daniel, Daniel se agarro la cama de arriba asi que Joaquín aceptó a regañadientes la cama inferior; por último Agustin y Thomas se quedaron juntos, Agustin en la parte de abajo y Thomi en la de arriba.
El almuerzo que supuestamente iban a darles jamás llegó, asi que tuvieron que aguantarse el hambre hasta que la noche llegó al reformatorio, teniendo que bajar al gran comedor para poder conseguir algo decente para comer.
Estaban en desventaja, eso lo sabian todos, los otros 14 chicos que compartirían con ellos ya estaban acostumbrados a las reglas del penal, ya seguramente tenian sus propias jerarquías y ahora ellos eran los nuevos. Pero fue Thomi el que llegó diciendo que "la unión hace la fuerza" y ellos estaban juntos, ellos habían llegado de a ocho y se irían de a ocho de ese maldito lugar, costara lo que costara, pero iban a lograrlo.
— ¿Qué mierda es esto? – Daniel estaba indignado con la comida que le sirvieron, un pure asqueroso junto a un pedazo de carne de procedencia dudosa, ¿de verdad pensaban que iban a comer aquello? — Esta cosa es una mierda, ni una bestia merece esta comida, ¿qué se piensan que somos?
El grupo estuvo de acuerdo con el teñido, ni siquiera Mauro pudo levantar el ánimo con sus bromas ya que estaba asqueado por tener que comer aquello, pero el hambre les ganó a los ocho y terminaron por comer todo, eso sí, quejándose como nunca.
Del otro lado de la reja se encontraba un grupo de 4 personas, Tiago, Ignacio, Camilo y Valentín estaban "disfrutando" de la noche, el Clan de los Borges se habia decidido por cenar en el patio, pero ellos se habían aislado para compartir un porro que Val había conseguido unas horas atrás.
