𝘽𝙄𝙀𝙉𝙑𝙀𝙉𝙄𝘿𝘼

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En la cárcel de San Onofre se había formado un revuelo apenas el rumor de un nuevo arribo de pibes se esparció desde el pabellón de los Borges hasta la villa de los de la Sub21

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En la cárcel de San Onofre se había formado un revuelo apenas el rumor de un nuevo arribo de pibes se esparció desde el pabellón de los Borges hasta la villa de los de la Sub21. Carne fresca estaba por llegar después de muchísimo tiempo, hacía meses que no habia un nuevo reo y los presos estaban bastante inquietos ante el evento que se daría en cuestión de, quizás, minutos.

— E' Marito, ¿vo' sabe' que onda con los wachines que están por entrar? – preguntó Juan Pablo Borges, alias Diosito, hermano menor de uno de los capos de la cárcel. — Escuche a los de la 21 decir que llegan en media hora, ¿vo' tene' información?

Mario Borges dejó escapar un suspiro ante la insistencia de su hermano, junto a ellos se encontraban algunos presos más que eran parte de su banda, como Camilo Moretti, Ignacio Matias Spallati, Tiago Uriel Pacheco y Valentin Oliva.

— Según la información que me paso el pelotudo de Capece, van a llegar pibitos, apenas mayores de edad. – informó con poco interés el jefe, escuchando como en el pabellón algunos empezaron a festejar.

Del otro extremo del patio, en el pabellón del Sapo, se encontraba la banda de este hombre almorzando todos juntos, comentando de igual forma la llegada de los adolescentes.

— Sa-sa-sapo, ¿us-usted sabe so-so-sobre el cam-cami-camión que esta por lle-lleg-llegar? – tartamudeó Pantera, llevando un trozo de carne a su boca mientras miraba a su jefe.

El Sapo, un hombre demasiado Obeso y que permanecía sentado todo el dia en su "trono" largó una risa bastante aterradora para quien lo escuchara.

— Obvio que sé, Pantera, ¿con quien crees estar hablando? – careteó el líder, limpiándose la boca con una servilleta antes de volver a hablar. — Los van a llevar a pabellón aparte, se ve que son re nenitos de papi y mami, o que algo raro están guardando.

El silencio se hizo presente entre los hombres, Mauro Lombardo, Tomas Manuel Campos e Ivo Alfredo Thomas Serue se miraron entre sí, El Sapo parecia bastante alegre ante la llegada del camión, logrando que los chicos no entendieran mucho.

— ¿Uted' dice que lo' andan guardando? – preguntó con curiosidad Lombardo, dejando sus brazos a los costados de su plato mientras miraba atento a su jefe.

— Esta muy alegre, ¿alguno e' de lo' nuestro'? – esta vez hablo Ivo, algo extrañado por la actitud que tenia el hombre.

La risa de El Sapo se volvió a escuchar, el cuerpo de este rebotaba un poco por culpa de su risa, contagiandosela a algunos de los de la mesa.

— Lo que pasa es que hice que Capece le pase mal la información a Diosito Borges, algunas veces pienso que esos dos hermanos no tienen lazo sanguíneo, el más chico es un pelotudo. – finalizó de hablar el mayor de todos, ordenando que tiraran las sobras de la comida al patio de la Sub21.

Mauro, Tomás e Ivo se miraron entre si una vez más, saliendo juntos al patio para obedecer las ordenes de El Sapo, llevándose con ellos los restos de carne y arroz que quedo del almuerzo.

𝐌𝐀𝐑𝐆𝐈𝐍𝐀𝐋𝐄𝐒 (ᵐᵘˡᵗⁱˢʰⁱᵖᵖˢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora