Raíces

La Traición De La Belladona

Nota de bienvenida:

¡Hola a quien esté leyendo!.
Primero que nada, gracias por leer mi historia. La escribo con mucho cariño y espero que la disfruten, que estén bien en estos tiempos tan difíciles y que lleguen a querer a mis personajes tanto como les quiero yo, pues han sido una gran compañía en mis momentos más duros y he aprendido mucho de mí misma al plasmar la trama. Por otra parte, quiero contarles que cada capítulo en lo posible tendrá canciones que recomiendo que escuchen mientras lo leen ya que la música juega un papel crucial en el desarrollo de esta narración escrita, verán yo... llevo años queriendo publicarla pero no me animaba, por eso la crítica constructiva siempre es bienvenida, intento compartir cosas que he ido aprendiendo y quiero abordar todos los tópicos que se traten aquí con el mayor respeto posible, espero de corazón que mientras recorramos este camino vayamos comprendiendo todo de una nueva manera. Sé que no conozco en persona a mis lectores pero son muy especiales para mí y los quiero, porque en este mundo faltan personas que nos hagan sentir bien y que se tomen el tiempo de leer lo que escribo significa muchísimo para mí.

Con todo mi amor,

Princesa Celta.

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Letra en español (la traducción es mía):

"Estas raíces se extienden hacia lo profundo,

Hasta mi parte más fuerte,

Nuestra vida, nuestros sueños,

Son todo lo que necesitamos,

Vamos juntos,

Recuérdalo por siempre".

Capítulo I:

Alerta: en este capítulo se hace mención de autoagresión inherente a la ansiedad y al estrés. Lenguaje ofensivo, discriminación y violencia.

       —¿Qué hiciste que?...—, preguntó Jennifer con voz temblorosa, esquivando la mirada desafiante de Anna, su hermana, sin dar crédito a lo que la otra mujer le estaba diciendo.

     No podía ser cierto, se negaba a aceptar que esto en verdad estuviera pasando. Escuchar sus explicaciones se estaba volviendo una tarea muy difícil, pues, el enojo, la angustia y la frustración que sentía se iban incrementando más y más con cada palabra que la otra joven pronunciaba. Era tal la desesperación que sentía en ese momento, que había comenzado a pellizcarse las manos y los brazos por debajo de la mesa de madera del bonito café en el que se hallaban reunidas desayunando. Sabía que no soportaría esta discusión por mucho tiempo, no le gustaban las confrontaciones, quería irse de allí, pues estaba muy decepcionada y nerviosa, pero sobre todo, muy molesta.

     Había tenido muchas ganas de ver a Anna, la extrañaba. Sin embargo, no quería pelear y se preguntaba por qué molestarse en haber ido a verla en primer lugar. Y no, no era porque no la quisiera, la amaba, de hecho, pero le daba miedo tener una confrontación con su hermana otra vez. No quería que Anna se enojara con ella, eso ya había pasado antes y las cosas no habían terminado bien entre ambas, y Jennifer había salido perdiendo.