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En donde la escuela de Saskia le hace escribir cartas al reformatorio debido a un programa de rehabilitación de salud e inserción a la comunidad. O en donde Saskia se convierte en el pilar que toda su vida necesitó Kazutora.

Me rehúso.- con una mirada seria e inquebrantable miró a su superior. Cómo ya te dije, no veo porque debería escribirle una carta con sentimientos y falsas esperanzas a un delincuente juvenil. No tengo el poder ni las ganas de salvar su vida.

Vio a su compañera suspirar y llevar sus manos a su rostro para luego frotarlo fuertemente. Realmente eres terca, lo sabes? .- la miró de pies a cabeza y sonrió socarronamente. Lo hacemos porque debemos, debemos cumplir con el programa así que lleva tu lindo trasero al escritorio y escríbele una carta al único joven que queda disponible. Ya perdimos media hora discutiendo, dios.- Vio como su compañera se alejaba y tomaba asiento en su puesto para continuar con su labor. Sin más que decir, se vio obligada y sin rechinar se dirigió al documento que descansaba en su mesa.

"Kazutora Hanemiya"

Aquel nombre se leía en la carpeta azul, al abrirla pudo encontrarse con sus datos y un par de cualidades del muchacho que debía considerar al momento de escribirle. Se percató de que tenían la misma edad, la única diferencia es que ella no había matado a nadie. Con pereza y una leve incomodidad en el pecho sacó una hoja de su cuaderno y comenzó a escribir en ella;

"Te haré el favor de ser sincera desde el comienzo, para así no ilusionarte ni darte falsas esperanzas de que algún día me conocerás. Hago esto por obligación y no espero convertirme en tu amiga pero si quieres un liberarte con alguien, adelante, te ofrezco un espacio libre de prejuicios en el que puedas poner tus más torcidos sentimientos e intentaré darte las más objetivas respuestas a ellos."

Conforme con su escrito, dobló el papel y en un sobre lo metió para luego dirigirse al puesto de su compañera. ¿Terminaste? ¿Realmente le escribiste? .- Preguntó algo dudosa su compañera, podía ver como levantaba la ceja tratando de intimidarla y apretaba demás el sobre entregado. Sí, deberías dejar de dudar de mí e intentar intimidarme, lamento decirte que no funciona.- se rio y golpeó suavemente la cabeza de la contraria antes de dirigirse a la salida.

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Frunció las cejas y entreabrió los labios, un suspiro se escapó de ellos y una burlesca risa le siguió. Con desinterés dejo la carta en el muebles y se recostó, le parecía sumamente patético escribir y recibir cartas y realmente no le motivaba conocer a alguien por ese medio pero fuera de ello, le agrado que la carta fuera anónima, sin firmas ni nombres en ella, además, agradeció la sinceridad y lo acotada que era. Aun así, no se encontraba seguro de compartir sus inseguridades con una completa desconocida, prefería vivir su depresión y ansiedad a solas sin molestar a alguien, aquella no sería la primera vez después de todo.

Despertó un par de horas después, agitado y sudado, gotas de sudor frio iban desde su sien hasta su cuello adornado por su característico tatuaje negro, sus ojos se encontraban entrecerrados y llenos de lagrimas que le dificultaban ver con claridad la habitación. Con prisa se levantó y encendió la luz, se sentó frente a su escritorio y del último cajón sacó un cuaderno de forro negro con adornos dorados, fue a la ultima pagina que dejó libre y en el comenzó a plasmar su pesadilla; llevaba años soñando y atormentándose con sus sueños y recuerdos que lo llevaban a un viaje al pasado, con el paso de los años en terapia y la ayuda psicológica comenzó a escribir en aquel gastado cuaderno que se había vuelto parte de su vida. Una vez que terminaba su labor volvía a su cama e intentaba recobrar el sueño, aunque esta vez fue diferente, en un arrebato de ansiedad e impaciencia observó la carta recibida hace unos días y de un tirón arrancó su escrito, metió ambas hojas en un sobre y en el índico el nombre y dirección del establecimiento. Sin más dejó el sobre en el escritorio y sin mirar atrás se recostó nuevamente, sabría que alguien vendría por la mañana y despertaría sin rastro alguno de sus pesadillas.

tokyo revengers | one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora