Mi espada y su Majestad [La Emperatriz Divorciada]

Capítulo 8

Desde que el Duque Kaufman se fue, las cosas entre Sovieshu y yo se han puesto tensas, rara vez me habla, las únicas veces que intercambiamos algunas palabras es para el dinero recogido del restaurante, ya ni soy su guardia personal. Me caes mal Ceviche.

En lado este del Palacio.

— ¿Majestad pasa algo? — se acerca curioso.

— No sé que hacer, ella se ha vuelto más cercana al Duque — con las manos en su boca, analizando todo con preocupación.

— «Pero si solo se han visto un par de veces» ¿Majestad, si se me permite decir, usted está celoso y tiene miedo de que Kendel lo deje por el duque Kaufman?

— … — frunce él entre cejo, dando una pista de que sí.

— Le puedo ayudar «Después de todo necesita una emperatriz»

— ¿Cómo me ayudará?

— Sé un par de cosas de las mujeres — presume — Si sigue mis consejos, Sir. Kendel nunca lo dejará.

— Dime esos consejos — interesado y su la vez desesperado.

— Regalos, a las mujeres les gustan los regalos — sonríe — una joya preciosa será suficiente para que ella le dé una sonrisa y un gracias con amor.

— Mmm… Consígueme la joya más hermosa y cara que exista, la quiero para el medio día.

— Claro Majestad — se marcha y da la orden.

— «¿A ella le gustarán las joyas?, siempre es alguien sería y parece no tener lujos» Haaa… — suspira.

[…]

Mi turno ha terminado, en la mañana mire al Barón salir del Palacio y en la tarde volvió con algo a escondidas, me da curiosidad, si estuviera en buenos términos con Tonteshu.

— Noor Kendel.

— ¿Emperador? «Estoy feliz que me hable por mi nombre» — lo mira y le sonríe.

— … — nervioso, le enseña una cajita blanca con un listón azul — Es para ti — se la da un poco ansioso.

— ¿Uh? — la agarra y quitando el listón, abre la caja — Wow — asombrada.

Aretes y un collar decorados con diamantes, y con piedras preciosas, específicamente cuarzo azul.