Capítulo 5

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Sentía el peso de los pies de Tony sobre su regazo mientras su atención estaba puesta en la televisión, en una pluma blanca que se levantaba del pasto y comenzaba a flotar en el cielo, dejando atrás la imagen de un hombre sentado en un tronco esperando a su hijo.

Cuando los créditos comenzaron, Steve limpió discretamente una lagrima con su mano derecha y luego procedió a acariciar la curva de uno de los pies de Tony distraídamente.

El moreno se removió entre sueños, pero no dejó de tocar la planta de su pie, segundos después alzó su cabeza y somnoliento miró de Steve a la pantalla.

—¿Qué ves?

—Forest Gump.

—Oh, no —gimió Tony exagerado, aferrándose a un cojín.

Steve fingió no escucharlo, continuó leyendo los créditos hasta que estos acabaron.

El moreno alejó sus pies para sentarse, estaba despeinado, su barba sin recortar en el estilo que acostumbraba, sus ojos estaban un poco rojos en las esquinas, pero como siempre, se veía hermoso.

Lo vio pasar una mano a través de su negro cabello.

—Por favor, dime que una de mis películas favoritas no va a ser tu desencadenante.

Steve no dijo nada, manteniendo todo lo que pensaba para sí, había muchas cosas que sabía debía preguntar y decir, pero no quería hacerlo.

Si abría esa puerta, no podría cerrarla.

Era tan estúpido se sintiera así solo por película, ¿qué si desconocía al país dónde vivía? ¿Qué si no sentía una conexión con nada en este futuro? Él era más fuerte que eso, tenía que serlo.

Minutos después, Tony se acercó a él, una mirada extrañamente suave y preocupada, era la primera vez que la veía. El moreno le tocó la mejilla, con el pulgar rozando bajo su ojo izquierdo.

—¿Steve? —susurró.

—Fue una hermosa película —logró contestar, a través de un repentino nudo en su garganta.

—... ¿Sabías, mmm, sobre las cosas que pasaron ahí?

—Si, leí mucho cuando recién desperté.

La mano de Tony era cálida, un toque reconfortante, una parte de él que no estaba ocupada lidiando con el dolor y vacío, se confundió sobre el hecho de que el mismo hombre que ahora le mostraba cuidado y ternura, lo había llamado un caso patético de lastima no mucho antes. Pero comenzaba a comprender que así era Tony Stark.

—¿Estás bien?

Steve miró los preocupados ojos azules y se obligó a asentir, pero las palabras estoy manejándolo no salieron sin importar cuanto lo intentó.

Se recordó que no era necesario hacer eso, porque Tony no le creería de todas formas.

—Mira, te dejaré solo.

Y tampoco insistiría.

El moreno le dio un último apretón a su mejilla para tras eso ponerse de pie, antes de que se alejará más, Steve agarró su mano y lo jaló a su regazo.

Tony lo estudió ligeramente divertido, volviendo la mano a su rostro. Steve cerró sus ojos, sintiendo su tierno toque, él no quería estar solo, lo que quería era sentirse bien y últimamente no había nada que lo hiciera sentir tan bien como el hombre en sus brazos.

Así que, tras abrir los ojos, buscó sus labios.

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Steve observó al moreno flotar en el agua, tenía los ojos cerrados y una expresión serena mientras disfrutaba del sol del amanecer.

Sentirse bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora