Capítulo 9

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Tony entró a la sala de conferencias y de inmediato se detuvo en la puerta. Había una gran tensión allí dentro, por un momento deseó haber ignorado el mensaje de Fury y haberse largado al Everest junto a Happy, lamentablemente, ya había perdido su oportunidad.

—Buenos días, personitas estresadas —se adentró en la sala con las manos en los bolsillos. Todos estaban ahí, excepto Hank Pym, quien había sido sacado del equipo desde lo de Janet.

—¿Dónde diablos estabas, Stark? —gruñó Fury.

—En mi cama, durmiendo, digo, necesitaremos energía para esto.

Sin poder contenerse, lanzó una mirada al otro lado de la mesa, donde Steve estaba de pie junto a Janet. Era la primera vez lo veía desde que lo había subido a un taxi tras bajar del avión hacia meses.

Cruzaron miradas no más de un segundo, en seguida el rubio con expresión profesional centró su atención en Fury. Tony mantuvo una expresión relajada y fingió no le dolía ni lo hacía sentir culpable.

—¿Qué fue lo que paso?

—¿Es cierto que has perdió tu trabajo? —preguntó Janet.

Puso los ojos en blanco ante la muestra de parejita perfecta y sincronizada.

—Todavía no, Jan, pero quizás al acabar el día —dijo, tocando su sien—, y lo que paso, Steve, bueno, mierda golpeando el ventilador. ¿No has visto las noticias? Los archivos que escondíamos del despacho oval comienzan a emitirse en cada cadena televisiva. Ni el presidente puede cubrirnos.

Tony tomó asiento junto a Pietro, quien parecía más interesado en jugar con ligas y clips que en lo que estaban discutiendo.

—Esto es error tuyo, Fury. La seguridad nacional era el principal campo de interés de SHIELD.

Steve también tomo asiento, miró a Fury con el ceño fruncido. —No debimos haberlo manejado así.

Fury azotó sobre la mesa varios archivos,  aparentemente clasificados.

—Un miembro del equipo se mete una sobredosis de drogas matando a más de ochocientos inocentes en Nueva York. ¿Eso es lo que deberíamos haber dicho al mismo tiempo que nos crucificaban?

Steve negó con la cabeza.

—Mentimos, Fury. Dijimos que fuimos héroes cuando todo lo que hicimos fue limpiar nuestra propia basura.

—No, Betty y su equipo le dieron vuelta a una historia que podría haber acabado con nosotros antes de siquiera empezar, deberíamos estar agradecidos por eso —declaró el espía, mirando a todos a la cara—, desagradable, pero estamos aquí gracias a eso.

—¿Qué vamos hacer? —preguntó Janet.

—La solución que propone la casa blanca es un juicio televisivo, y que sea procesado por la muerte de esos civiles.

Tony frunció el ceño.

—La sentencia será de muerte.

Betty lo miró, parecía mucho más compuesta que la noche anterior.

—Eso es lo que el público quiere, Tony.

Janet la miró con horror.

—Betty, hablan de Bruce, tu ex, tu…

La calló con una mirada dura.

—Si yo puedo ser profesional, ustedes también.

Janet se acercó a ella, tomado su mano.

—Lo siento, tienes razón.

—¿Dónde está Banner ahora? ¿Sabe lo que pasa? —preguntó Tony, con un mal sabor de boca.

Sentirse bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora