Texto 8.

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Llega cierto momento en la vida en el que empiezas a valorar más las cosas. Empiezas a darle el debido valor a todo lo que salga de la boca de aquellos que solo quieren hundirte. Te paras de golpe ante la realidad y te estampas de bruces contra ella. Seamos consecuentes, duele. ¿Y qué? El noventa por cierto del dolor esta en nuestra mente, en la importancia que tu le des.

Te das cuenta de que nada ni nadie es perfecto. Que la vida no solo es un nítido color rosa. Que a veces, deambulamos en un arco iris. Colores y tonalidades distantes.

Pero entonces, crees que te estancas y te asustas. Sin llegar a comprender que estas madurando. Poco a poco, paso a paso. Sigue caminando y no te pares cuando te digan que te detengas. Pasarán semanas, meses, años, y verás las cosas diferentes.

Valoraras mas las cosas, valoraras mas las pequeñas cosas porque son las que al fin y al cabo, nos hacen felices.

Aceptaras los errores cometidos e intentarás sacar una lección coherente. Sin pararte a sentirte culpable, solo hay que aceptarlos. Porque son esas acciones que un día hiciste creyendo que era lo correcto y que inconscientemente te ayudará en el futuro. Entenderás que nuestra fugaz existencia tiene un porque. No culparás los malos ratos pasados, no derramarás tantas lágrimas por los problemas. No maldecirás la felicidad ajena corrompida por tu amarga envidia. Entenderás también que no era envidia, si no las deseosas ganas de sonreír sin tener que ser fingidamente.

No cerraras los ojos al rozar esas cicatrices, no más dolor del que en su debido tiempo ya tuviste. No más gritos ahogados. No mas comida sobre el plato. No más días encerrada en tu propia cárcel mental. Posiblemente, nunca tuviste la infancia que deberías.

Pero párate a meditarlo. ¿Recuerdas cuando querías ser más perfecta y completa? ¿Cuando querías aprender a tocar varios instrumentos, cuando querías dibujar a todas horas para mejorar? ¿Cuando leías y leías para saber más? ¿Cuando cogías el ordenador y querías aprender a utilizar todos los programas? ¿A manejar la edición de imágenes y vídeos? Pero sobre todo, ¿recuerdas tu extraordinaria manera de sonreír a todo aquello malo que se interponía entre tu y tu felicidad? ¿Recuerdas como afrontaste cada uno de lo motivos de tus lágrimas? ¿Recuerdas que estabas en un pozo sin fin en el que te hundías más y más? ¿Recuerdas esa indestructible felicidad cuando todo acabo?

Eso te ayudo a conseguir tu objetivo, ser algo más perfecta. A querer aspirar a un gran futuro no muy lejano. La vida te puso a prueba para ver si estabas capacitada, pasaste la prueba con una nota admirable. Estas madurando, estas aprendiendo a observar todos estos pequeños detalles.

Así que ahora, ahora que todo esta como debió ser, ahora sé feliz. No te prives más de ello y sonríe. Por que sonreír, siempre será la mejor arma para vencer a los problemas.

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