Texto 9.

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-No pienso que seas débil y frágil, solo tienes un pasado oscuro. Lleno de magulladuras y cicatrices. Sonrisas y alegrías ahogadas en un mar de lágrimas.

+Es raro.

-¿El qué?

+Me has repetido eso miles de veces y siga conteniendo la emoción  como el primer día. A veces caigo en el recuerdo, porque los recuerdos hacen más daño incluso que los golpes del presente. Tengo esa extraña manía mía de buscar el sufrimiento.

-Ya. Pero es pasado.

+Lo sé.

El silencio inundo la habitación mientras los últimos rayos del sol entraban apresuradamente por el ventanal. Podía sentir su mirada intentando buscar la mía. Solo me limitaba a ser reacia a aquello, evitando el contacto con sus ojos mieles. Pero la humildad de aquellas palabras que solo él sabia decir me hablandaban el corazón.

Paso de querer perderse en mis pupilas a conseguir encontrar mis brazos en aquella oquedad. Acortando distancias, me estremecí al notar el roce de sus dedos. Repartiendo leves caricias que acababan en cada cicatriz, observándola con detenimiento como si quisiera buscar respuestas en ellas.

+Me gustaría borrarlas.-dije cabizbaja.

-Yo quiero que se queden.

+¿Por qué?

-Te conocí cuando estas mutilaciones sangraban y estaban sedientas de muerte. Elena, tu desgarrador pasado te puso a prueba y le ganaste la batalla. Te ha recompensado. Sin que suene egoísta, yo soy tu recompensa.

+Eres uno de esos regalos que no se pueden devolver. Que tienes que saber buscarle un valor especial.

-¿Soy especial?

+Decir que eres especial ya se queda corto. Pero la distancia también quiso formar parte de nuestra amistad.

-La distancia no puede distanciar nuestras mentes, porque en tantos momentos me encuentro pensándote que la vida tendría que contratarme una escolta personal para que te olvidase y aún así, sería imposible. No puedo apartarme de tí ni aunque lo intentase con cada soplo de aire. Me metiste en tu vida y ahora te toca aguantarme Elena. Puede que no te vea a diario. Que no te abrace tanto como debería. Pero aunque los kilómetros nos separen, yo siempre estaré a tu lado. Nunca lo dudes. Desde la distancia te protegeré. Quisiera saber siempre que estas bien y tengo una idea para estar tranquilo. Renovemos la promesa que hace unos meses susurramos. Sigue así, sigue siendo mi pequeña guerrera. Prométeme que lo serás y podré morir tranquilo.

Caí en sus brazos. Llorando desconsoladamente, me refugie en su camiseta. Y le abrace, absorbiendo ese perfume que me hacía delirar. Él, tenía algo oculto. Ese algo oculto que creo que nunca llegaré a descubrir del todo.

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