01 ¦ I'm not done yet falling for you

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Chifuyu Matsuno no tenía una mala memoria. Podía recordar cosas de hace años, con un lujo de detalles tan inmenso que sorprendía a cualquiera. También podía aprenderse de memoria fórmulas matemáticas o físicas como si no fueran nada.

A él jamás se le pasaba algo por alto porque era incapaz de olvidarlo.

No era igual con las personas.

Conocer a personas nuevas era una completa odisea para él, porque, al contrario de todo lo anterior, tenía una pésima memoria para los nombres y rostros.

Se olvidaba de quién era la persona que le había hablado hace apenas unos minutos, no porque no le importara, sino porque simplemente no se quedaba en su mente. Gracias a esto, comenzó a aislarse un poco.

Cada que conocía a alguien se lo advertía, una y mil veces, pero jamás lo tomaban en serio. Alegaban que era un engreído, por fingir no conocerlos a las horas de haberse hecho amigos.

También comenzó a odiar a cada persona que tuviese al frente.

Hasta que un día llegó un estudiante nuevo. Había salido de una correccional recientemente, por lo que tuvo que repetir un año. Chifuyu realmente no le dio importancia.

Sus asientos quedaban juntos, así que el rubio podía ver todas las faltas que cometía en las tareas que dejaban los profesores. Decidió ignorarlo.

Pero si había algo que Chifuyu no podía soportar era la mala ortografía, especialmente si esta venía con horrores que jamás creyó ver en serio en alguien.

—Oye, tú —el pelinegro lo miró, apuntándose con un dedo—. Sí, te estoy hablando a ti.

—¿Qué pasa?— le cuestionó, dejando su lápiz sobre la mesa.

Chifuyu se acercó a él, leyendo por encima lo que había escrito. Suspiró, preguntándose cómo es que seguía vivo luego de ver tantas faltas de ortografía en una sola frase.

Eran bastante evidentes. Algunas podían ser comunes, desde la falta de tildes hasta confundir el uso de la s y de la c, incluso con la ausencia de alguna letra en medio de una palabra. Pero habían muchas, demasiadas para su gusto, que incluían verdaderos horrores; equivocaciones que ni siquiera un niño de primaria cometería.

—Escribiste mal bastantes palabras— dijo, tomando su lápiz para comenzar a rayar por encima de lo que ya estaba escrito. —Amanecer no va con s, es con c.

El contrario se mantuvo mirándolo, completamente asombrado, como si no creyera que podía existir alguien que mantuviera una ortografía tan impecable.

—Y nadie no se escribe así— volvió a rayar—. Esa n al final no va.

—¿Cómo es que sabes todo esto?— preguntó, viendo la plana que había escrito completamente corregida.

Chifuyu lo miró incrédulo, completamente pasmado ante la duda del pelinegro. ¿No se suponía que este chico era mayor?

—Se llaman reglas de ortografía, deberías echarles un vistazo— frunció el ceño, volviendo a su asiento—. No puede ser posible que alguien cerca de los quince no sepa escribir palabras básicas sin errores.

—¿Cómo es que sabes mi edad?

El rubio ladeó la cabeza, torciendo los labios ligeramente.

—Dijiste tu fecha de cumpleaños cuando te presentaste —hizo una pausa—. Y eres un año mayor que yo, es pura lógica.

—Pero no te sabes mi nombre —lo miró a través de sus gruesos lentes.

Chifuyu sintió que lo estaba acusando con la mirada, reprochándole algo que no podía evitar de ninguna forma, porque no era su culpa no poder recordar nombres ni rostros. Porque el no pidió ser así.

Faces • Bajifuyu ¦ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora