Secuestrada - Payton Moormeier (1)

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- Me importa un coño lo que tengas que decirme, déjame en paz. – se le escapó un gemido. No podía contener las lágrimas ni un segundo más.

- Vaya, vaya... ¿Quién iba a pensar que la millonaria Amelie Wasserman tenía ese vocabulario? – Payton abrió los ojos.

- Eres realmente insoportable... - quería llorar, ahora más que nunca. Un sollozo salió de sus labios. – repugnante. – una lágrima se desprendió de sus ojos. – te odio.

- No llores.

- Te odio muchísimo...

- No me gusta que llores. – esas palabras salieron tan fugazmente que Amelie ni siquiera pudo escucharlas bien. Lo miró a los ojos, ahora ligeramente irritados por aguantarse las lágrimas. Payton también lo hizo. 

- Suéltame por favor...

- Ya... - la soltó suavemente. Amelie respiró hondo. Desquitándose. Intentó irse, sin decirle nada más. Pero Payton volvió a voltearla para tenerla para él una vez más. – no quise que lloraras...a veces no se lo que digo.

- Olvídalo.

- Olvídalo tú primero... - él le sonrió. Amelie no pudo evitar sonreír a medias por la preciosa sonrisa de ese hombre. – ahora, ¿me dejas ducharme? O es que quieres...ducharte conmigo...

- No.

- Vale, vale... - la vio salir. Menos cabreada que antes. Lo cual le hizo sonreír un poco más. Amelie... Amelie... se dijo así mismo. Tenía claro que jamás le diría lo que ebria sí le había podido confesar y que ahora sentía: Me gustas, y cada vez más.