Capítulo 1 - Sabueso de guerra

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¿Milagro?

Capítulo 1 Sabueso de guerra

Se sintió engañado de alguna manera.

No era como si hubiera pensado mucho en la otra vida mientras estaba vivo.

Después de todo, había estado ocupado manteniéndose vivo y sus enemigos muertos.

Aún así, esperaba algo ... más grandioso. ¿Ángeles con arpas, tal vez?

Se rió disimuladamente, las cicatrices de su rostro se crisparon dolorosamente ante el movimiento inusual.

No.

Para él, había pensado que tendrían al menos un bonito rincón del infierno.

Para acumular algo de miseria y dolor sobre su alma torturada y quebrantar su espíritu, sí, eso había sonado como la más plausible de las cosas.

Un pequeño rincón tranquilo del infierno solo para él, sí, eso ciertamente sonaba bien.

Aún así, incluso entonces, había luchado, agarró su espada y cortó a los demonios que intentaron matarlo a él y a sus compañeros.

Otra risa disimulada, esta vez se convirtió en una risa dolorosa.

No, nadie más que él llamaría espada a esa cosa que movía tan fácilmente.

No es que importara.

Al final, incluso aquellos que habían sido llamados inmortales, divinos, todopoderosos y completos habían probado el filo de esta espada.

Para esta espada maldita habían sido solo una víctima más. Otro engendro de demonios destruido.

Aún así, la hoja anhelaba más sangre, más batallas y, lo más importante, más odio.

Otra risita.

¿A quién estaba tratando de engañar? Esa espada, no importa cuánta sangre haya derramado, no tenía nada que ver con ella.

Él era el maldito, no esa enorme pieza de hierro que llamaba espada. ¿O tal vez él era la maldición?

Un nombre temido incluso por los demonios, un nombre escupido en el momento de la muerte, una maldición agonizante en los labios de todos los monstruos. Eso sonaba bien.

Y al final, incluso aquellos a los que hizo directamente responsables de su sufrimiento habían escupido su maldito nombre cuando los mató.

No todos, no, uno había escapado de la muerte, no, más que eso, ella sí, todas las cosas que se consideraban ganadas.

Había jugado, engañado a sus monstruosos camaradas, a sus subordinados, a su dios e incluso a él, su herramienta.

Los había tomado por tontos y al final había reclamado su premio.

Humanidad.

Mortalidad.

Inocencia.

No le importaban esas cosas, sin embargo, ese monstruo de alguna manera había logrado alcanzarlas todas.

¿O tal vez los había reclamado?

Habían sido humanos hace demasiado tiempo, pensó.

Antes de haber regalado todo, antes de haber sacrificado todo lo que era querido para ellos para obtener un poder inalcanzable para un simple humano.

Ahora los otros cuatro monstruos yacían muertos.

Por su mano.

No, por su espada.

Fate Stay Night - Ruta: ¿Milagro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora