Capítulo 4: Espiral infinita.

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Suena el despertador y lo estrello contra la ventana, que no sé como ni por qué , pero no se ha roto.

Salgo de la habitación, voy al baño, que es de pequeños azulejos azules y me ducho con agua bien fría para despertarme de verdad .

Termino, me envuelvo en una toalla, me coloco otra en el pelo y me dirijo al armario, donde cojo una camiseta verde oscura y unos vaqueros ajustados.

Me calzo unas botas negras, y me pongo la chaqueta de cuero negra, que casi siempre suelo llevar puesta.

Regresó al baño, para pintarme la raya, que hace que destaquen mis ojos verdes oscuros y me doy rimel en las pestañas. Por último, me pinto los labios de rojo, pero sin que sea del todo llamativo , simplemente para darles un poco de color.

Mi madre pita el claxon, lo que significa que no me da tiempo a desayunar, así que cojo una manzana y monto corriendo en el coche mientras me la voy comiendo.

Atravesamos toda la urbanización. Tantas casas idénticas y tantas familias distintas . Después, una zona que no sé como llamarla porque se parece a un parque, pero es tan grande y tan lleno de arboles frondosos que podría confundirse con un bosque. Llegamos a lo que realmente es la ciudad de San Francisco, no sin antes dar varias vueltas por calles que no conocemos. Finalmente, veo un gran edificio con letras bien grandes : NORTHWEST HIGH SCHOOL. Mi corazón se pone nervioso y comienza a latir rápidamente. Yo lo intento relajar mediante inspiraciones y expiraciones profundas. Creo que funciona.

Entro por la puerta y pregunto por el curso de undécimo A a la secretaria, que me responde señalando un cartel. Me acerco a él y me doy cuenta de que es el mapa del centro. Es demasiado grande. Vuelvo a preguntar a la secretaria.

-Lo siento, soy nueva, me lo podría indicar usted. - la pido.

Emite un sonido mitad suspiro, mitad rugido.

-¿Qué clase era?

-Undécimo A.

-Subes a la primera planta, tuerces a la derecha y al fondo.

-Gracias.

Me dirijo a mi nueva clase. Ya están todos sentados y cuando entro no hay ninguno que no se dé la vuelta para mirarme. Todas son miradas nuevas, y veo que falta el chico de ayer, y todas se vuelven miradas decepcionantes. Me doy cuenta de lo que acabo de pensar y niego con la cabeza, rechazando esa idea, ese pensamiento.

Me siento al final, a la derecha de la ventana y a la izquierda de una chica con el pelo negro que roza ligeramente sus hombros . Su piel es muy blanca y tiene una sonrisa, formada por unos carnosos labios rojos, que ocupa toda su cara. Lleva una diadema roja justo encima del flequillo y un vestido de verano de florecitas de un millón de colores.

La chica se gira hacia mí.

-¿Quieres M&M's? - dice ofreciéndome .

-No, gracias- respondo y ella vierte media bolsa en su mano y se los mete en la boca. Me quedo mirándola un instante mientras pienso que parece una persona agradable, de las que se puede hablar con ella sobre cualquier cosa. Puede que este bien para el resto del curso que haya elegido este sitio.

- Hola- dice con una voz grave un hombre mayor, rondara sobre los sesenta años, calvo y bajito. Y escribe en la pizarra : Profesor Hesbrook. No llevo ni un minuto y ya se me está haciendo eterno estar aquí.

Empieza a hablar sobre quiénes van a ser nuestros profesores, él va a ser el de Literatura, clase que no se me hace especialmente corta, pero me encantan los libros que mandan, (bueno la gran mayoría).

Después, suelta la misma charla sobre cómo va a ser el curso, que solían soltarme en Rockland, al parecer los profesores son iguales en una punta del país que en la otra.

Al cabo de unos cuarenta minutos, nos deja irnos ( ¡ nos libera! ¡Sí! ), ya que hoy sólo venimos para la presentación. Mañana será clase de verdad: Seis horas largas y aburridas de distintas asignaturas.

Salgo del edificio, y me doy cuenta que mi madre no está aquí esperándome con el coche, como habíamos quedado antes. Saco el móvil de mi bolsillo y decido llamarla. Pero, en el instante en que estoy a punto de hacerlo, oigo una melodia producida por una guitarra que me resulta familiar, bastante familiar de hecho.

No sé muy bien la razón, pero comienzo a buscarla. Sé que está detrás de mí, así que me doy la vuelta y empiezo a caminar. Según avanzo oigo más fuerte la melodía y más familiar me resulta, no consigo entender como todavía no sé cuál es. Cuando llego a la altura de la puerta del instituto, creo distinguir una voz, y a partir de ahí, necesito encontrar donde brota, porque es una voz tan profunda que sensibiliza hasta a una roca. Rodeo el instituto por la izquierda y llego a la parte trasera donde parece haber un jardín: Todo es césped excepto un gran árbol muy frondoso que arroja una enorme sombra. Debajo de él hay un banco y un chico sentado sobre él y cantando, lo que ahora he adivinado: Iris de Goo Goo Dolls .

Quiero saber quién es él, pero me lo impide el deseo de seguir escuchando su voz, una voz tan rasgada y tan suave al mismo tiempo, que me hace sentir la canción de una manera totalmente distinta, como ninguna vez antes . Hace que la canción sea mucho más triste, convirtiéndola en mucho mejor. Siento que esta soltando todo lo que lleva dentro a través de cada palabra. El chico me recuerda a una espiral infinita de dolor y rabia, y es la primera vez que imagino algo parecido, gracias a él. Dios. No puedo evitar que se me escape una lágrima.

And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am.

(Y no quiero que el mundo me vea
Porque no creo que puedan entenderlo
Cuando todo está hecho para romperse.
Yo sólo quiero que sepas quién soy)

Mientras sigue cantando, mis lágrimas encharcan todos mis ojos, hasta que los inundan y se ven obligadas a recorrer mi cara. No recuerdo la última vez que lloré con esta canción, pero sé que esta vez es diferente.

Ahora sé la razón por la que necesitaba encontrarla, porque él posee tal sentimiento, tan profundo, que me sentí hipnotizada , arrastrada por él .

El chico termina de cantar, y yo vuelvo al mundo real, recuperándome poco a poco. Suelta la guitarra. Estoy acercándome a él para hablarle, cuando se da la vuelta y me para la respiración por sus ojos.

Sus ojos.

Parece desvanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora