Sus ojos pertenecen a la persona que se quedó observandome la noche anterior. Puede que ahora, en plena luz del día, no esté tan oscuro, pero sus ojos increíblemente azules destacan de la misma manera. Ahora estoy perdida dentro de ellos, siento que me tragan como si fuesen un mar. Sacudo la cabeza, para dejar de mirarlos, y poder pensar con claridad (o simplemente pensar ).
-Has estado genial- logro decir, aunque eso no es suficiente para describir lo que acababa de hacer- Más que genial. Tu voz...emm... me llega, es decir, que me llega de verdad, es muy profunda, demasiado. -Digo nerviosa, lo que no me pasaba desde hacía mucho tiempo. El chico se me queda mirando un instante, y hace que me ruborize.
-Gracias- me responde sencillamente, pero yo quiero seguir hablando con él.- ¿Estas en este instituto? - preguntandole lo primero que se me viene a la mente para no se forme un silencio incómodo.
-No, no voy a ninguno, en particular- Me dice sonriendo, con sus labios rosados que me gustan. El superior es normal, pero el inferior es grueso ( y tentador). Encima de ellos, está su nariz que es pequeña y respingona.
-¿De verdad? Entonces, ¿qué haces? - me quedo pensando un sengundo- porque estas en la edad de ir al instituto, ¿verdad?
- Sí, se podría decir que sí. - se queda pensando un momento -Vivo de lo que me da la vida- dice riéndose, aunque yo la verdad no lo encuentro tan gracioso, pero aún sí sonrio - Me tengo que ir- dice. Se levanta y guarda la guitarra en su funda. Se despide con la mano y comienza a andar. Suena un pitido de un coche. Será el de mi madre, pienso, y me doy la vuelta para irme, pero quiero decirle al chico que si venía aqui a menudo, pero cuando lo voy hacer, no lo veo. Es como si hubiese desaparecido.
Me monto en el coche y saludo a mi madre.-¿ Dónde estabas? - me pregunta.
- Ahí atrás. - digo - Estabas tardando un poco y quería saber que había por allí.
-¿ Y qué había?-Sólo un pequeño jardín- no quería que supiera que había estado con ese chico, no porque a mi madre no le gustase que este con otros chicos o porque era un desconocido, sino por otra sensación. Sentía que si decía algo sobre él, estaba mostrando una parte de mí, y lo quería totalmente para mí.
Mi madre asintió con la cabeza. Yo me apoye en el cristal y disfrutaba de algún que otro rayo que las nubes a veces dejaban ver. ¿Cómo podía haberse ido tan rápido? Sólo había tardado un segundo en girarme al oír a mi madre y darme la vuelta de nuevo. Pero él se había escapado. Aunque, no le había escuchado correr, ni siquiera andar. Parecía que le hubieran abducido seres de otro planeta. Puede que haya tardado más en volver a mirarle de lo que pienso. No sé. Y aunque esto me intriga, no es comparable con la pregunta: ¿Cuándo lo volveré a ver ? Incluso otra peor : ¿Lo volveré a ver? No quiero que haya sido la última vez que haya oído su voz. Su voz que ahora recorre mi cabeza y parece que no está dispuesta a parar. No puede ser que sea la última vez que haya tenido esos sentimientos, que parecían gritar por dentro, como si fueran fluyendo fuertemente por todo mi ser y quisieran escapar. Siento que necesitan terminar de ser libres.
ESTÁS LEYENDO
Parece desvanecer
RomansaAmanda, una chica de dieciséis años, después del divorcio de sus padres, comienza una nueva vida en San Francisco (California) con su madre, Anna. Allí conocerá a un chico que es... un tanto "especial".