Capítulo 6

156 8 4
                                    

Empecé a empaquetar toda mi ropa que aunque era poca ocupó 2 mochilas.
Solo hacía una semana que tía Livina se había ido de mi vida dejandome sola en su humilde casa. No podria vivir más ahí los recuerdos me abrumaban y el trabajo de floristera no me daría para pagar la casa, todavía me tenia que recuperar de el último robo.
Joan me había invitado a dormir un par de días en su casa pero a su madre no le caia muy bien y de todas formas no tenía que depender de vivir de otra familia,  molestando a otras personas que ni eran de mi sangre.
Ya no tenía a donde ir, pensé miles de opciones pero en los próximos días la casa de mi tía se subastaria y no volvería a ver ese sofá en el que ella dedicaba horas tejiendo bufandas y gorros para el invierno.

Estaba completamente sola.

Toooc Toooc

Abri la puerta y estaba Joan.

- Entra - Le dije mientras descolgaba las mochilas de mis hombros.

Ella paso en silencio y le hecho un vistazo al salon, su mirada era triste, se sentó en el sofá.

- ¿Quieres un café? -

- Si, porfavor - Me miro con tristeza.

Fui hacia la cocina, la cafetera de hierro seguía colocada encima de el gas, donde por ultima vez la puso ella.

No podía andar mas por esa casa necesitaba pasar página cuanto antes.

El olor a café caliente hacía que mis recuerdos de cuándo era pequeña volvieran a mi cabeza como si ese momento hubiera sido ayer.

Llené las 2 tazas que estaban postradas encima de la encimera y las lleve hácia el salon y las coloque en la mesa en silencio.

Joán no podía fijar su mirada en la mía algo se lo impedía, tomamos el café en silencio asta que ella pronuncio algunas palabras.

- Lo siento mucho - dijo agarrando mi mano con cuidado.

Mis manos temblaban solas y mis ojos ojerosos volvian a humedecerse por el dolor.

- Gracias - Le dedique media sonrisa.

- ¿A dónde iras ahora? - acaricio mi mano.

- No lo sé, de momento ésta noche dormire en el parque - Agache mi cabeza y parpadee varias veces.

- Vente a mi casa a dormir, no puedes dormir en la calle, además hace frío y el tiempo no ésta muy bien - Fijó su mirada en mis ojos lagrimosos.

- No quiero molestar a tu madre, ademas, sabes que no le caigo bien -

Miró mis manos que temblaban sin parar, ella sabía que yo era demasiado cabezota como para aceptar su oferta.

Cogi mis mochilas y las volví a colgar en mis hombros, le cedi las llaves a ella.

- Cierra cuándo salgas y quedarte con ellas - Abri lenta mente el pomo y salí con cuidado de la estrecha puerta.

- Pero... ¿a dónde vas? -

- No lo sé, pero no me busques - cerré la puerta de un golpe.

Caminé y caminé sin rumbo fijo, sin dinero y con sólo mi ropa bien doblada en las mochilas.

La noche empezó a caer y me dirije hacía el parque, no había nadie por la calle y sabía que Joan estaría buscandome por todos lados, el peso de las mochilas empezaba a hacerse más fuerte y necesitaba un poco de agua para saciar mi sed.

Cuándo llegué al parque me sente en uno de los bancos a pensar.

¿Porque soy tan desgraciada?¿Porque todo me pasa a ?.

BlanquiCienta: Ladrona de cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora