Third time

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24

Parecía cuento de nunca acabar, sin intenciones, la vida de JeongHan nuevamente se estaba llendo al carajo.

Se había ido a vivir con Joshua a Estados Unidos, pero las cosas no estaban funcionando del todo bien.

Cada vez que preguntaba por los sobres, las fotografías o por "Coups" JeongHan se alteraba demasiado y terminaba gritando, aventando cosas o llorando. Odiaba hablar de eso y Joshua estaba empeñado en saber acerca de ello.

Ese día estaba sentado en un parque mirando la segunda fotografía que Coups le había tomado. Nuevamente, los bordes estaban rasgados, no lograba entender porqué.

Después de un rato volvió a casa y antes de entrar a esta y enfrentarse con Joshua se recargó en una pared y miró una vez más la fotografía. Tuvo la sensación de haber visto un flash y no quiso ilusionarse con la idea de que fuera Coups. Inevitablemente lo hizo.

Entró a la casa y buscó a su novio.

—Vaya, hasta que te dignas a volver.

—Joshua, yo... Lo siento.

—¿Sabes qué JeongHan? Estoy harto de ti y tus malditos secretos.

—Yo...

—¡No JeongHan! ¡Tú nunca me dices nada! ¡Odio no saber quién es ese tal Coups! ¡Odio no saber si fue él quien te tomó las fotografías! ¡Odio no saber si lo amas a él o a mi! ¡Odio que no me digas las cosas!

Por primera vez en ocho años JeongHan había sentido remordimiento por sus acciones. Cómo podía decirle que Coups era el amor de su vida, cómo decirle que con él dio su primer beso y con el había perdido su virginidad, cómo decirle la simple idea de que era un ángel.

No pudo contenerse y sin más se soltó a llorar. Buscó el calor de su novio pero este lo alejó.

—JeongHan, tu crees que todo lo puedes solucionar llorando y no es así. No podemos seguir así. Me tienes que contar las cosas, ¿bien? —se quedó en silencio—. Bien, entonces no.

Sin más que decir se fue azotando la puerta dejando a un muy desconsolado y frágil corazón enamorado.

JeongHan se tiró a llorar en el piso. Su llanto era intenso, pero no por Joshua, sino porque se sentía una basura para él, pues en el fondo amaba a Coups con desesperación.

Sus pensamientos eran malos, no recordaba haberse sentido así en años. Cuando Coups se iba su vida mejoraba potencialmente pero siempre había una gota que derramaba el vaso. Su ángel sabía cuándo dejarlo y cuando volver, así que en el fondo JeongHan se sentía seguro y protegido porque sabía que aparecería.

Y así fue.

Mientras lloraba aquellas inusuales alas lo rodearon proporcionando un cálido abrazo como los que recordaba.

No pudo evitar sonreír.

—¿Ahora son tus alas las que me abrazan? Solían ser tus brazos.

—Si, pero las alas le dan un toque fabuloso.

—El señor modestia.

—¿Por qué lloras?

—Que te importa.

—Si te pregunto es porque me importa —ambos chicos rieron.

—¿No me vas a dar dulces?

—Lo siento, no me preparé.

—No importa —rió—. Tú sabes porque lloro.

—Ay, Han.

—Tengo preguntas.

1004 [ángel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora